Bolivia.

El Museo Nacional de Etnografía y Folklore, Musef de Bolivia, rinde homenaje a Walter Melendres, el ceramista aymara, creador de los célebres ‘t’ilinchos’, pequeñas figuras de cerámica que representan la cotidianidad andina y que han conquistado mercados en Europa y Norteamérica. La exposición Walter Melendres Quiso, el gran maestro ceramista, marca el inicio de la línea grandes maestros de nuestras raíces con la que el Musef busca revalorizar a los artesanos cuyas enseñanzas y conocimientos han sido marginados por la educación formal.

Para nosotros como Museo Nacional de Etnografía y Folklore, es bien importante plantear esta línea de los grandes maestros de nuestras raíces. Creo que es un tema que convoca a todas las maestras y maestros que estamos perdiendo a lo largo del tiempo, porque la educación formal no ha sido valorizada”, dijo la directora del Musef de Bolivia, Elvira Espejo.

Nacido en 1960 en la comunidad Kunku Likiliki, Melendres aprendió el arte de la cerámica desde niño modelando animales bajo la guía de su abuelo. Durante su adolescencia, perfeccionó la técnica de las réplicas de cerámicas tiahuanacotas y tras la muerte de sus padres asumió la responsabilidad de criar a sus ocho hermanos. A los 23 años fundó su propio taller sin imaginar que sus figuras, caracterizadas por sus vivos colores y expresivas miradas, llegarían a traspasar fronteras. 

Pero mis inspiraciones han sido siempre nuestra cultura que nosotros vivimos en la provincia. Conocemos la pintura, la arcilla, los engobes, entonces conocimos los propios animalitos, la llama como carga, la llama, la vaca qué servicio cumple, no solamente la leche, los toritos, siempre con eso sembramos todo eso y así el armadillo qué función cumple, todos sabemos, entonces es la inspiración que nosotros, más que todo”, destacó Melendres.

El término ‘t’ilinchos’ surgió de una anécdota en la que una cliente relacionó su estatura con el tamaño de sus figuras, inspiradas en la identidad indígena y su primera gran oportunidad internacional llegó en Alemania, donde consiguió compradores que aún adquieren sus piezas. Actualmente, su taller, en El Alto, produce no solo ‘t’ilinchos’, sino también vasijas, murales, mosaicos y joyería en cerámica, utilizando arcilla de su tierra natal Jesús de Machaca. La exposición en el Musef presenta medio centenar de piezas que muestran la evolución de su obra y su impacto cultural.

A sus 64 años, Melendres sigue comprometido con la transmisión de su arte, convencido de que el futuro de la cerámica boliviana depende de la enseñanza y del aprovechamiento de la materia prima disponible en el país. Su legado no solo radica en la belleza de sus creaciones, sino en su esfuerzo por preservar y difundir la identidad andina a través del arte.