Cuba.

Piden limosna en la Habana, Cuba, otros venden cigarrillos o cacahuetes para ganar dinero. A muchos no les queda familia en el país. La jubilada Milo Pajón cuida de su padrastro. Su hija vive en el extranjero, su pensión es de 5 dólares al mes. Muchas personas mayores sufren porque sus hijos se marcharon.

Nosotros vivimos porque la familia nos ayuda mandándonos alimentos en su momento, dinero para comprar alimentos, medicamentos, proveyéndonos de vestimenta gracias a ellos”, dijo Pajón.

Una academia de baile de la Habana quiere reunir a abuelos y abuelas. Estos contactos sociales ayudan a sobrellevar mejor las dificultades de la vida cotidiana. Nora Lydia también viene a menudo. Esta mujer de 72 años era funcionaria. Ahora complementa su jubilación con trabajos esporádicos. Sin el dinero que le envía su hijo desde Panamá no le alcanzaría.

“Nosotros hemos pasado momentos fuertes. Lo hemos pasado porque nosotros tuvimos un periodo especial muy fuerte, pero como este es demasiado fuerte, no pensé que lo fuera a vivir”, expresó.

Los expertos advierten sobre las consecuencias demográficas que tendrá el envejecimiento de la población. Con los jóvenes marchándose el 20% de todos los habitantes de la isla tiene ya más de 60 años, en 5 años podría ser el 30%.