Ciudad Real, España. 

Más de 500 científicos han firmado un manifiesto en defensa del Parque Nacional de las Tablas de Daimiel, en el que piden al presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, y al presidente de Castilla-La Mancha, Emiliano García-Page, salvar este importante humedal del centro peninsular desde el conocimiento científico.

En el manifiesto, al que ha tenido acceso EFE, los científicos demandan a ambos gobiernos que inviertan en naturaleza, porque argumentan que “eso es invertir en salud y en calidad de vida”.

Los firmantes recuerdan en el escrito, que también han enviado a la ministra de Transición Ecológica y Reto Demográfico, Teresa Ribera, que las Tablas de Daimiel vuelven a estar sin agua durante varios años seguidos, como consecuencia de otra sequía extrema y prolongada como las que está sufriendo cíclicamente desde hace cuatro décadas el humedal, cada 10 años.

El acuífero de la Llanura Manchega Occidental, promotora del humedal durante, al menos, los últimos 30.000 años, sigue sobreexplotado y nada apunta a que su situación vaya a mejorar, advierten los científicos.

Así lo indica también lo acontecido después del último periodo de precipitaciones extraordinarias (2010-2014), en que la recuperación súbita de la masa de agua subterránea (hasta 20 metros de ascenso en algunas zonas), sólo resaltó la inutilidad de la gestión del agua en la región cuando la meteorología vuelve a la normalidad.

Los científicos entienden que los bombeos de agua del acuífero para la agricultura de regadío siguen siendo desmesurados y que “sólo la improbable lotería del clima” parece capaz de cambiar la tendencia insostenible del agua en la Mancha. Además señalan que, puesto que la lluvia en esta región siempre ha sido escasa (por debajo de 400 mm), sólo es posible esperar que la recarga natural del acuífero empeore con el devenir del cambio climático.

Riqueza ecológica y resiliencia

A pesar de todo, valoran que las Tablas de Daimiel “siguen vivas”, esperando a que llegue el agua y renazcan sus procesos ambientales, porque durante el prolongado estío sigue siendo un ecosistema con una gran riqueza ecológica, en un estado alternativo adaptado al adverso escenario hidrológico.

También apuntan que las Tablas de Daimiel son un ecosistema complejo y antropizado, pero al igual que lo son hoy en día los más destacados ecosistemas españoles (como Doñana, Ordesa, Aigüestortes, entre muchos otros) y de otros países, como los Everglades de Florida, el Delta del Danubio, o el Pantanal de Brasil.

En este sentido, los científicos destacan que, aunque la perturbación causada de manera directa e indirecta por el hombre dirige actualmente el devenir de su trayectoria ecológica, la resiliencia del humedal a cambiar es muy alta y la biocenosis acuática se regenera de manera casi inmediata cuando hay agua, aunque cada vez lo hace bajo un estado alternativo diferente, menos complejo.

Según los firmantes del manifiesto, “el ecosistema guarda en su memoria un acervo genético que no podemos perder”, al tiempo que defienden que “es un banco de información ambiental incalculable que refleja la historia natural de la Mancha y del interior peninsular, de la biodiversidad, de los procesos ecológicos y del aprovechamiento de sus recursos naturales, que en el contexto del cambio global planetario no nos podemos permitir perder”.

En este contexto, mantienen que al igual que no se querría perder el Museo del Prado, “tampoco se debería perder Las Tablas, Doñana, el Delta del Ebro y muchos otros, que son nuestros principales museos naturales”.

Agua y niveles de sostenibilidad

Los científicos abogan por que se garantice el abastecimiento de agua al Parque Nacional ante el hecho de que no hay atisbos de que el acuífero recupere sus niveles de sostenibilidad a largo plazo, por lo que sería necesario asegurar un caudal regular de 17 hectómetros cúbicos de agua al año que asegure sus necesidades ecológicas.

Para ello, defienden que ese volumen se complete cuando sea necesario a través del trasvase Tajo-Segura, tal como está establecido legalmente, mientras se buscan alternativas hídricas tanto para el ecosistema como para los regadíos basadas en el aprovechamiento de otras fuentes potenciales como el reciclado y la reutilización de las aguas residuales que se generan en el entorno, la captación de agua de lluvia a gran escala o la cosecha del vapor de agua.

Los firmantes argumentan que, por razones hidrogeológicas, el bombeo de agua del acuífero en el entorno local del humedal genera un suministro de agua limitado que sólo sirve para humectar los suelos secos y reducir los riesgos de combustión de la turba, pero por si sólo no mantiene la inundación del ecosistema.

Y reclaman voluntad política para recuperar las Tablas de Daimiel desde el conocimiento científico, como se ha conseguido en otros muchos ecosistemas del mundo, algunos mucho más dañados, como el río Tamesis, en Inglaterra; las llanuras de inundación del Danubio, en Austria, Hungría y Rumanía; el humedal Dragoman , en Bulgaria; el río Emscher en Alemania; la Camargue en Francia; los Everglades de Florida o el río Klamat en California.