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Los trabajadores comunitarios marcan una gran diferencia a la hora de aumentar el número de mujeres embarazadas que reciben un tratamiento para prevenir la malaria y salvar vidas, según un estudio hecho en cuatro países del África subsahariana y dirigido por el Instituto de Salud Global de Barcelona (ISGlobal).

El estudio, que publica hoy la revista ‘The Lancet Global Health’, pretende ayudar a guiar estrategias de control de la malaria en mujeres embarazadas y a mejorar la salud materno-infantil en los países donde la enfermedad es endémica.

La epidemióloga del ISGlobal, Raquel González, primera autora del estudio, ha recordado que la malaria durante el embarazo pone en riesgo la salud tanto de la madre como del bebé y que en 2020 un total de 11,6 millones de embarazos en África estuvieron expuestos a la infección, lo que provocó un 11% de muertes neonatales, en los primeros 28 días de vida, y un 20% de mortinatos, es decir, antes o durante el parto.

Por este motivo, la Organización Mundial de la Salud (OMS) recomienda que las mujeres embarazadas reciban tres dosis del fármaco antimalárico sulfadoxina-pirimetamina (SP) durante sus visitas prenatales si viven en zonas con transmisión alta a moderada de la enfermedad.

Sin embargo, el porcentaje de mujeres elegibles que reciben este tratamiento preventivo intermitente (IPTp, por sus siglas en inglés) «sigue siendo inaceptablemente bajo en muchos países», según González.

El proyecto TIPTOP (Transformando el Tratamiento Preventivo Intermitente para un embarazo óptimo), financiado por Unitaid y codirigido por la entidad Jhpiego y Clara Menéndez, directora de la Iniciativa de Salud Materna, Infantil y Reproductiva de ISGlobal, centro impulsado por la Fundación La Caixa, adoptó un enfoque innovador de «ninguna oportunidad perdida» para aumentar la cobertura del IPTp.

Para ello, trabajaron con personal sanitario comunitario, que ha mostrado mejorar la aceptación de intervenciones sanitarias como la vacunación infantil.

Este proyecto de ciencia de la implementación, que estudia cómo promover la aceptación de la evidencia científica como práctica rutinaria, se llevó a cabo en República Democrática de Congo, Madagascar, Mozambique y Nigeria entre 2017 y 2022, y la colaboración con la OMS y con Medicine Malaria Venture fue uno de los pilares del proyecto.

«Este estudio es el mayor proyecto de implementación llevado a cabo en colaboración con los ministerios de salud de los países, en el que evaluamos simultáneamente el impacto de los trabajadores comunitarios en la cobertura del IPTp y en la búsqueda de atención prenatal», según González.

En el proyecto, los trabajadores comunitarios identificaron a las mujeres embarazadas en la comunidad, les suministraban las dosis necesarias de SP y las derivaban al centro de salud para recibir atención prenatal.

Más de 18.000 mujeres participaron en 32 encuestas domiciliarias a lo largo de tres años para evaluar la cobertura del IPTp antes, durante y después de la intervención comunitaria.

Los resultados muestran que la cobertura de IPTp aumentó significativamente tras la intervención comunitaria en todos los países del estudio, con incrementos entre el 133,6 % en Madagascar y el 473% en Nigeria, mientras que la intervención no redujo la asistencia a las visitas prenatales sino que aumentó ligeramente en la mayoría de las zonas estudiadas.

«Son resultados sólidos que ayudarán a guiar las estrategias de control de la malaria», ha destacado la investigadora Clara Menéndez, que ha recordado que aproximadamente 10.000 mujeres embarazadas y 200.000 de sus recién nacidos mueren cada año de malaria, por lo que el aumento de IPTp mediante trabajadores comunitarios podría salvar miles de vidas maternas e infantiles en los países africanos.