Los últimos avances logrados en las distintas líneas de investigación abiertas en el Centro de Cría del Urogallo Cantábrico ubicado dentro de la finca de Valsemana, en el municipio leonés de La Ercina, permiten soñar con el ansiado objetivo de conseguir la cría en cautividad de esta emblemática especie que puebla los bosques del noroeste peninsular.

El urogallo, una de las especies más amenazadas

Se trata de una de las especies más amenazadas de la península ibérica y su situación en la actualidad es crítica debido a que el censo apenas supera los doscientos ejemplares silvestres, todos ellos localizados en León, con casi el 80 por ciento, y Asturias.

“Se están dando pasos para lograr el objetivo pero hay que mantener la máxima cautela y persistir en el esfuerzo que se está haciendo en investigación aplicada para la reproducción del urogallo, que entendemos que es lo prioritario”, ha declarado a EFE el jefe de Servicio de Espacios Naturales, Flora y Fauna de la Junta de Castilla y León, David Cubero.

 

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Este experto ha advertido de que a la delicada situación de esta emblemática especie tampoco ayuda el desequilibrio actual entre machos y hembras, con una notable mayoría de los primeros, lo que dificulta enormemente la reproducción en su hábitat natural, la comarca del Alto Sil en León y un amplio territorio del suroccidente asturiano que abarca los concejos de Cangas del Narcea y Degaña, entre otros.

Cubero ha explicado en 2018 se empezó a preparar el plan de trabajo que en la actualidad se estructura en dos líneas fundamentales, la primera de ellas de carácter experimental para la puesta a punto de todos los protocolos sanitarios, de manejo y reproductivos haciendo especial hincapié en la reproducción y todo lo relativo a la inseminación e incubación artificial y a la conservación de germoplasmas.

Estas pruebas se están haciendo con ejemplares de procedencia centroeuropea, que no son para la finalidad de la reproducción pero cuyos resultados se pueden aplicar al objetivo final que es el urogallo cantábrico.

Primeras puestas silvestres

Estas línea de trabajo ha dado como resultado las primeras puestas silvestres y se han obtenido doce huevos de los que diez han salido adelante y el centro cuenta con ese número de pollos de casi un año para comenzar a conformar el stock reproductor.

Las puestas de esos huevos fueron silvestres y lo que se hizo en el Centro de Cría fue facilitar su viabilidad, ya que los primeros días de estas aves son muy complicados en cuanto a la supervivencia y todavía lo es más que los pollos superen los tres meses.

 

Gabriel de Pedro Aguilar, director del Centro de Cría del Urogallo Cantábrico instalado dentro de la finca Valsemana en La Ercina (León). EFE/J.Casares

 

“En el Centro de Cría finalizamos la incubación y después se trabaja con esos ejemplares para que tanto a nivel de alimentación como sanitario superen con éxito los primeros tres meses de vida, y de momento el éxito es ese, haber logrado en el primer año de trabajo una supervivencia de los pollos de prácticamente el 90 por ciento”, ha explicado este experto.

Y ha agregado que como en todo programa de cría se necesita conformar el stock reproductor para lo que la única opción es que proceda de las poblaciones de fauna silvestre.

Para definir el citado stock se está trabajando a nivel nacional en contrastar la afinidad entre los ejemplares cantábricos y pirenaicos, y se ha comprobado que forman parte de la misma unidad evolutiva.

No es el caso de los ejemplares llegados de Centroeuropa, que pertenecen a una unidad evolutiva diferente, y el objetivo de su traslado a León fue el de la experimentación con la puesta a punto de todos los protocolos que se tienen que aplicar a la especie objetivo (cantábrico).

“Su llegada a León ha permitido empezar a trabajar con otros ejemplares cuya unidad evolutiva no está tan amenazada y hemos podido aplicar todo el conocimiento adquirido a la especia cantábrica, y en concreto a los primeros pollos nacidos en el Centro de Cría, que son los que están llamados a reproducirse en cautividad”, ha proseguido.

Y ha puntualizado: “estos pollos tienen que ser los reproductores del Centro y la metodología de habituación que se les aplica es diferente a los ejemplares a reintroducir en la naturaleza”.

Es decir, los ejemplares reproductores tienen que estar habituados al personal del Centro de Cría para que no sufran estrés en el manejo, lo que no puede suceder con los que vayan a ser reintroducidos en su hábitat para garantizar su supervivencia.

Dificultades de supervivencia

En cuanto a las dificultades de supervivencia de esta especie en el medio natural, el experto ha remarcado que no hay que olvidar que el urogallo es un gallináceo y una especie presa expuesta a incontables peligros en su medio.

Una alternativa que se ha barajado es el control de mesocarnívoros que depredan sobre esta especie en su hábitat, al igual que los ungulados sobre los nidos a la búsqueda de huevos, aunque los expertos consideran que aunque esta es la mayor amenaza la estrategia de conservación tiene que ir en varias direcciones, como la mejora de espacios.

Sobre la existencia de más machos que hembras, Cubero ha apuntado que puede deberse al tamaño, mayor el de los primeros, lo que le hace a las hembras más vulnerables a sus depredadores, principalmente martas y zorros, aunque ha precisado que a esta hipótesis también habría que añadir cuestiones genéticas.

Un mayor equilibro en el sexo favorecería la conservación del urogallo, ha apuntado Cubero, que ha puesto como ejemplo otra especie emblemática de la Cordillera Cantábrica como es el oso pardo, cuya recuperación “ha venido del aumento de osas con crías”.