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El CNR y su compromiso con la investigación aérea

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Italia.

El 15 de enero de 2009, un Airbus A320 que despegaba de Nueva York, chocó con una bandada de pájaros. Los motores se apagaron. El piloto sólo tiene que intentar un aterrizaje en el río Hudson, junto a los rascacielos de Manhattan.

Una maniobra perfectamente exitosa: todos se salvaron y la historia se convirtió en el argumento de una película famosa. Incluso después de aquel episodio, el mundo de la aviación decidió buscar sistemas para hacer que los aviones sean más resistentes en estas situaciones.

El Instituto de Ingeniería Marina CNR dispone de una de las infraestructuras de pruebas más avanzadas del mundo. Aquí, con una especie de tirachinas gigantesca, se puede hacer que los componentes del fuselaje impacten en el agua.

“Básicamente, un carro instrumentado, el que vemos, es arrastrado con bandas elásticas que desarrollan tracciones de hasta 25 toneladas de fuerza y ​​es acelerado por las bandas elásticas hasta una velocidad de alrededor de 180 km por hora hasta impactar en agua libre, porque las bandas elásticas en un determinado punto se desprenden del carro. Podemos variar tanto el ángulo del carro, el ángulo de bajada porque toda esta guía es inclinable y las velocidades claramente: eligiendo la tracción de los elásticos, regulando por tanto la fuerza con la que se tiran los elásticos, también regulamos la velocidad. Este es un ejemplo de un segmento de fuselaje deformable que se construyó exactamente cómo se diseñan y construyen los aviones: los mismos materiales, el mismo tipo de remachado, las mismas estructuras internas. Éste quedó destruido porque golpeó el agua en un ángulo excesivamente alto. Unos grados menos y el mismo sillar no habría sufrido daños importantes”, destacó Silvano Grizzi, Investigador del CNR-INM.

Los investigadores del CNR ya han participado en dos proyectos europeos y en otra instalación también trabajan con helicópteros. El objetivo es dar indicaciones a los pilotos sobre cómo realizar maniobras y a los diseñadores sobre cómo diseñar aviones.

“Básicamente se puede mejorar la fase de diseño en las formas y materiales de las zonas que golpean el agua porque sabemos que las zonas del fuselaje están más o menos localizadas. Son algunas especificaciones dados los ángulos en los que se desciende y por lo tanto, tanto la fase de diseño como la de construcción y luego construcción de las aeronaves se pueden mejorar para hacerlas más seguras”, concluyó Grizzi.

Por: RAI.

Noticiero Científico y Cultural Iberoamericano – Noticias NCC
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