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Cazadores alemanes en busca de carne «ética»

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AspisheimAlemania.

Con rastas y piercings en la nariz, Shanna Reis no tiene el típico perfil de los cazadores que acorralan a sus presas. Esta alemana de 28 años quiere encarnar una nueva generación que se preocupa por controlar la carne que llega a sus platos.

Vegetariana desde hace una década, esta viticultora volvió a ser carnívora desde que obtuvo su licencia de caza hace cinco años. Pero sólo consume carne de presas salvaje y, si es posible, cazados por ella.

«Es importante saber de dónde viene la carne que como», explica con el rifle al hombro y acompañada de uno de sus tres perros en medio de los viñedos que bordean el pueblo de Aspisheim, cerca de Maguncia (centro-oeste).

La licencia de caza es cada vez más popular en Alemania, el principal país consumidor de carne de cerdo de la Unión europea, donde un poderoso sector industrial mata más de 55 millones de cerdos y 3,5 millones de bovinos cada año.

La mala imagen asociada a esta producción en masa se agravó aún más durante la pandemia de covid-19 por la ola de brotes de infección que aparecieron en los mataderos, en particular entre los empleados de Tönnies, líder del sector.

Estos episodios sacaron a la luz las escandalosas condiciones laborales de los subcontratistas extranjeros de esta industria que vende carne a bajo costo.

«La gente se dice que al final ya no quiere comer más esta carne», subraya Nicole Romi, de 47 años, profesora de secundaria en Offenbach (centro) y cazadora en su tiempo libre.

Con la ayuda de un carnicero amigo de la familia, ella misma prepara varias recetas de carne a partir de las presas que ha cazado: filetes para la parrilla o carne molida, salchichas, albóndigas de hígado, etc.

Otro adepto a la caza, Ulf Grether, de 55 años, fabrica salchichas artesanales de jabalí y vende toda su producción «incluso antes de haberla preparado».

– Más permisos –

La idea de consumir las presas que uno mismo ha cazado está ganando terreno en Alemania, según la federación nacional de caza, «Jagdverband», la cual, a finales de 2020, contaba con «unos 390.000» adeptos, lo que corresponde a «una cuarta parte más que hace 30 años», según la portavoz Anna Martinsohn.

En todo caso, esta cifra sigue estado lejos del número de cazadores en Francia, alrededor de un millón en 2019, pero que se ha reducido a la mitad en cuarenta años.

En Alemania, 19.000 candidatos intentaron obtener licencias de caza el año pasado y fue aceptada la solicitud de cuatro de cada cinco postulantes, o sea «dos veces más que hace diez años», explica Martinsohn.

Estos aprendices de cazadores quieren principalmente «comprender cómo interactúan el bosque, los campos y los animales», afirma Alexander Polfers, director de la escuela de caza de Emsland, en Baja Sajonia (norte), que emite más de 600 permisos al año.

-Conflicto con los agricultores –

Activa en las redes sociales, Shanna Reis que tiene más de 20.000 seguidores en Instagram, quiere «sacar a la caza de su rincón» y darle una imagen menos cruel.

«Se trata también de diseñar biotopos, discutir con los agricultores y la economía forestal», explica.

Los hermanos Paul (25) y Gerold (22) Reilmann comparten su pasión con más de 30.000 suscriptores en Facebook, pero las fotos de sus trofeos no solo atraen elogios en un país donde también hay quienes se moviliza contra la caza.

«Matar a un animal no tiene nada que ver con el respeto por su vida» y «no hay un argumento racional para cazar, a menos que el deseo de matar o recolectar trofeos se considere como tal», dice Sandra Franz, portavoz de la asociación Animal Rights Watch, que vela por el bienestar de los animales.

Los cazadores también deben tener en cuenta la regulación de los animales salvajes defendida por los guardabosques y los agricultores. Estos abogan por una matanza más masiva, ya que los ciervos se comen los brotes de los árboles jóvenes y las hordas de jabalíes pisotean los campos de maíz.

«Siempre estamos en conflicto con los guardias forestales», responde Grether, porque «los cazadores se alegran cuando hay una numerosa población animal».

Noticiero Científico y Cultural Iberoamericano – Noticias NCC
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