Letonia.

Actualmente, el término «antropoceno» se usa aún de manera informal para denominar a una nueva era geológica caracterizada por procesos naturales plausiblemente alterados por el ser humano. Uno de los dilemas involucrados en esta definición consiste en establecer científicamente cuándo comenzó el Antropoceno.

Con tal fin, la Unión Internacional de Ciencias Geológicas estableció un Grupo de Trabajo sobre el Antropoceno. Este sugiere que la nueva era geológica comenzó a mediados del siglo XX. Fue entonces cuando despegó también la producción masiva de plásticos, lo cual ha llevado a que los científicos busquen rastros de estos materiales en sitios del planeta que ofrezcan a posibilidad de obtener muestras lo más antiguas posible de la presencia de microplásticos, y por ende, del ser humano.

En busca del marcador perdido

Tales rastros se denominan «marcadores» en el argot científico. Y si bien su detección, sobre todo en lagos muy profundos del mundo, arroja indicios claros de cuándo comenzó el ser humano a alterar notablemente su medio ambiente, evidencia reciente habla de la necesidad de estudiar más a fondo el entorno en que tales rastros son localizados.

Un reciente estudio publicado en el medio Science Advanced exploró la presencia de microplásticos en los lagos Seksu, Pinku y Usmas, todos localizados en Letonia.

Según los autores, «se evaluaron las tasas de concentración de microplásticos a lo largo del siglo XX y también de mayor antigüedad, con controles cronológicos precisos». Los resultados permitieron corroborar un crecimiento exponencial en la concentración de microplásticos en la época estudiada. Sin embargo, también se encontró que los crecimientos en dichas concentraciones no necesariamente coinciden en el tiempo.

¿Qué causa la discrepancia?

Las diferencias se dan sobre todo en la presencia de los microplásticos en capas profundas de los lagos. Esto lleva a los científicos a explorar con mayor precisión un factor que podría crecer en relevancia y, posiblemente, redireccionar el estudio de estos restos: la naturaleza de las capas de sedimento de las que fueron extraídos los microplásticos.

Por ejemplo, «los sedimentos del lago Seksu eran mucho menos densos», dice el estudio, mencionado también en la revista Nature. Esto podría significar que ciertos microplásticos podrían haber descendido a capar inferiores, que no necesariamente correspondan a la era de origen del rastro.

Aunque en general la correlación entre las diferentes variables sigue siendo «positiva y fuerte», los resultados «deben interpretarse con precaución»: también la forma de las partículas individuales de los microplásticos puede incidir en su capacidad para «movilizarse» a otras capas de sedimento.

En consecuencia, la presencia de microplásticos «no puede ser directamente utilizada como un marcador sincrónico en el tiempo en el horizonte del Antropoceno». Así, la definición de los marcadores, dentro del proceso de precisión científica acerca del inicio del Antropoceno, deberá tomar en cuenta estos factores en lo sucesivo, sostienen los autores del estudio.