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Brechas de género retrasan carreras de neurocientíficas

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Las neurocientíficas en América Latina difícilmente llegan a los puestos académicos más altos, se perciben más discriminadas en comparación a sus colegas hombres y declaran en mayor porcentaje sentirse insatisfechas con sus carreras.

Las conclusiones surgen de un trabajo publicado en la revista Neuroscience Reports, a partir de un cuestionario respondido por 763 neurocientíficos (498 mujeres y 265 hombres), de Argentina, Brasil, Chile, Cuba, México y Uruguay.

Según la investigación, realizada por integrantes de la Organización de Investigación Internacional del Cerebro (IBRO) y CEPAL, mientras el 27 por ciento de las neurocientíficas y 21 por ciento de sus colegas hombres logran un puesto en los primeros niveles académicos, estos índices se invierten en los puestos superiores.

Así, 30 por ciento de neurocientíficos alcanza el nivel más alto, como profesor titular o investigador superior, mientras que menos del 20 por ciento de mujeres llega a cargos de mayor jerarquía.

Las neurocientíficas, a su vez, acceden a las posiciones académicas más bajas a los 27 años y los varones a los 28 en promedio, pero luego ellas sufren una demora de uno o dos años más que ellos en alcanzar las jerarquías más altas, como profesor titular o investigador superior.

Si bien los resultados confirman tendencias globales sobre las brechas de género en la ciencia, los autores consideran que el estudio ofrece una mirada específica, sobre el llamado “techo de cristal” y otras formas de disparidad en la región, en una disciplina que estudia todos los aspectos del sistema nervioso, incluyendo las bases biológicas de los comportamientos, el aprendizaje y la memoria.

El estudio también halló que las neurocientíficas realizan menos doctorados en el exterior. Esto, señalaron, también representa una ventaja para los hombres, quienes al completar sus estudios en otros países pueden crear vínculos con laboratorios de excelencia y estar en contacto con tecnología de avanzada.

El estudio ahondó igualmente en aspectos de la vida familiar y roles de género. Si bien 71 por ciento de los hombres aseguró que sus carreras se vieron afectadas por la paternidad, esta respuesta creció al 83 por ciento en el caso de las mujeres y la maternidad.

Además, 76 por ciento de las mujeres y 45 por ciento de los hombres dijeron sentirse discriminados en la evaluación de sus logros académicos. Por otra parte, 17 por ciento de las neurocientíficas declaró haber sido víctima de acoso sexual durante su carrera, frente al 2 por ciento de sus colegas varones.

“Estas barreras pueden actuar como desventajas que se acumulan a lo largo del tiempo dificultando la participación en términos de equidad de las mujeres neurocientistas”, describieron Cecilia Bouzat (Argentina), Ana Silva, Cecilia Tomassini, Julieta Zurbrigg, Verónica Amarante (Uruguay) y Adrián Palacios (Chile), autores del estudio, en una respuesta conjunta a SciDev.Net vía correo electrónico.

Asimismo, 44 por ciento de las profesionales dijo sentirse “insatisfecha” respecto a su carrera mientras que 28 por ciento de los hombres expresó el mismo sentimiento. “Si bien las principales causas declaradas son la falta de financiamiento y de acceso a cargos, las mujeres además declaran estar insatisfechas ante las dificultades de conciliación entre la vida familiar y trabajo académico”, agregaron los autores.

Las mujeres dedicadas a las neurociencias se sienten más insatisfechas con sus logros profesionales que sus colegas varones. Crédito de la imagen: Hospital General de Culiacán, Sinaloa, México.

Silvia Kochen, fundadora de la Red Argentina de Género, Ciencia y Tecnología (RAGCyT),  quien no participó del trabajo, destacó que se haya hecho un abordaje de los aspectos subjetivos de las brechas de género que, afirmó, por correo electrónico, suelen quedar “ocultos” bajo otros indicadores.

“El estudio deja en claro la presencia no solo de techos de cristal, sino la exclusión directamente de las mujeres en los espacios de poder”, agregó, por correo electrónico, Kochen, jefa del área de Neurociencias del Hospital El Cruce.

Por su parte, las autoras y el autor del estudio concluyeron que “el tiempo mejora la desigualdad de género, pero lo hace a un ritmo inaceptablemente lento”, por lo que hacen falta “políticas proactivas” que tengan en cuenta “las especificidades de cada país en Latinoamérica”.

“Promover la igualdad en la ciencia es un trabajo que no sólo compete a las universidades u organizaciones científicas”, sino que debe involucrar a las políticas públicas en general para evitar la discriminación y para lograr que las responsabilidades familiares y de trabajo se tornen compatibles, indicaron.

Kochen también valoró la necesidad de políticas públicas en general, “que promuevan desde la primera infancia cambios de paradigmas, anulando los nefastos estereotipos sexistas, y promoviendo condiciones de equidad con perspectiva de género”.

Por: Nicolás de la Barrera/ Scidev América Latina y el Caribe.

Noticiero Científico y Cultural Iberoamericano – Noticias NCC
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