Argentina.
Javier Godoy es uno de los fundadores de la cooperativa Jóvenes en Progreso, que recolecta residuos, los clasifica, empaca cartón, plástico, latas y vidrio para su venta a fábricas en Lomas de Zamora, suburbio de Buenos Aires. Con el nylon que se recicla, la cooperativa produce bolsas al igual que los demás cartoneros, como se les llama a los recicladores en Argentina.
Javier aboga por la llamada ley de reciclaje inclusivo de envases que promueve el gobierno. “Con todos mis compañeros, hoy la clasificación la hace el manual sin una cinta, sin nada. La ley de envase implicaría que lleguen a este proyecto, que es Jóvenes en Progreso, lleguen maquinaria para que el laburo de eso no sea tan pesado”.
El proyecto consiste en aplicar una tasa de hasta el 3 por ciento del valor mayorista del producto envasado para que el Estado invierta en la recolección y el reciclado. Tareas para las que se apoyará en los cartoneros.
Godoy espera que la tasa aliente a las empresas a reducir sus paquetes o hacerlos reciclables. “Todos comemos una galletita de cualquier marca o papas fritas. Esos envoltorios muy pocos lo reciclan porque no tiene casi mercado. Eso tiene que venir con otro envoltorio, con otro packaging, para que pueda ser más reciclable”.
Pero la oposición política se ha resistido a aprobar la Ley de Envases, que quedará pendiente para 2022. Sus argumentos coinciden con los de los fabricantes de alimentos y bebidas o las farmacéuticas, como las que representa Eduardo Franchosi.
“La medida significaría un impacto económico relevante de alrededor de 15 mil millones de pesos al año. Nosotros tenemos un sistema de logística inversa de los medicamentos vencidos, de manera que esto implicaría un nuevo costo sobre una estructura de reciclado que ya tenemos en la práctica”, explicó.
El empresario del reciclado, Carlos Briones, abre los envoltorios de un paquete de alfajores, la tradicional golosina argentina y advierte de la responsabilidad sobre los envases.
“La responsabilidad que tendría el productor es una cantidad dineraria que pone en el de quien pone un producto en el mercado, de pagar por el envase que pone en el mercado para su recolección, su clasificación y su reciclado”. Pero Briones se opone a que el Estado se ocupe del reciclado. “Ese dinero no se sabe después a qué va. Eso es un problema”.
Briones propone que, al igual que en otros países europeos y sudamericanos, sean las propias empresas las que se encarguen del reciclado y no los cartoneros, como quiere el Gobierno argentino.
Por: Deutsche Welle.
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