México.
Cuando Juliani tuvo su hijo a los 16 años, su novio le prometió que le ayudaría, pero luego se desatendió. El pequeño Daniel tiene 3 años y su madre se ha visto obligada a aceptar trabajos mal pagados para poder sostenerse.
Antes de vender lápidas, ofrecía pan por las calles. Como ella, unas 350 mil menores de 20 años quedan embarazadas cada año en México, un país de renta media con mayor tasa de embarazo adolescente.
Juliani consiguió el apoyo de la Red por los Derechos de la Infancia en México que le dio acceso a la salud y un empleo. Una de las directivas, Mariana García, sabe que una adolescente sin hijos tiene el doble de posibilidades de seguir sus estudios.
Por eso para RedDIM la importancia está sobre todo en la prevención. Esos talleres son una forma de combatir la falta de información sobre métodos anticonceptivos debido a los tabúes y mitos que todavía existen en la sociedad mexicana.
“Las y los adolescentes tardan 9 años en acercarse o en buscar un método antifecundativo. Cuando se acercan a los servicios de salud, de repente pueden existir ciertas trabas, sobre todo cuando se trata de antifecundativos hormonales”, dijo Mariana García.
Precisamente, la suspensión de estas actividades durante la contingencia por COVID-19 fue una de las causas del aumento del 30 por ciento de madres adolescentes respecto a lo proyectado.
Estos niños y niñas de 12 años tienen clara la necesidad de hablar de sexualidad para protegerse. Sin embargo, la realidad social a menudo tumba esa consciencia.
La violencia sexual provoca la mayoría de los 8 mil embarazos anuales de mexicanas menores de 15 años. Mientras que solo 8 de cada 10 mujeres tiene satisfecho su acceso a métodos anticonceptivos.
Son algunos de los motivos que impedirán a México cumplir con sus objetivos para 2030, como concluye un reciente informe del Colegio de México, una de sus autoras, la investigadora Laura Flamand, señaló otras razones del estancamiento en la implementación de la estrategia nacional para esa erradicación.
“Si bien se asume que es un problema grave, no se le ha dedicado el suficiente dinero. Una niña o adolescente del quintil más bajo tiene 5 veces más probabilidad de embarazarse tempranamente que alguien de ingresos altos. Está entrampado con las desigualdades sociales y es un problema colectivo”, explicó la investigadora Laura Flamand.
Un lastre que a diario azota la vida de mil adolescentes mexicanas. El embarazo adolescente, según un cálculo de las Naciones Unidas, implica un costo de 3 mil 200 millones de dólares anuales en México, lo que representa un 0.25 por ciento del PIB: con esos recursos se podrían construir más de 9 mil 500 escuelas.
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