Un equipo científico ha desarrollado una nueva técnica que consigue que las células T -parte del sistema inmunitario- sean 100 veces más potentes a la hora de eliminar células cancerosas, y la ha probado en ratones, logrando su eficacia en tumores de piel, pulmón y estómago.
Los detalles se publican en la revista Nature, en un artículo que firman investigadores de las universidades de California en San Francisco (UCSF) y de Northwestern, quienes podrían haber encontrado una forma de sortear las limitaciones de las células T modificadas que se usan en las inmunoterapias «tomando prestados algunos trucos del propio cáncer«.
«Hemos utilizado la hoja de ruta de la naturaleza para crear mejores terapias con células T«, resume Jaehyuk Choi, quien señala que «el superpoder que hace tan fuertes a las células cancerosas puede transferirse a las terapias con células T para hacerlas lo bastante potentes como para eliminar lo que antes eran cánceres incurables«.
Las terapias celulares, recuerda, son fármacos vivos, porque viven y crecen dentro del paciente y pueden proporcionar inmunidad a largo plazo contra el cáncer.
En este sentido, los investigadores afirman que mientras que las inmunoterapias actuales solo funcionan contra los cánceres de sangre y médula ósea, las células T diseñadas por ellos fueron capaces de actuar contra tumores de piel, pulmón y estómago en ratones.
El equipo ya ha empezado a trabajar para probar este nuevo enfoque en personas, según un comunicado de Northwestern.
La creación de inmunoterapias eficaces ha resultado difícil contra la mayoría de los cánceres porque el tumor crea un entorno centrado en mantenerse a sí mismo, redirigiendo recursos como el oxígeno y los nutrientes en su propio beneficio.
A menudo, los tumores secuestran el sistema inmunitario del organismo, haciendo que este defienda el cáncer en lugar de atacarlo.
Esto no solo merma la capacidad de las células T normales para atacar a las cancerosas, sino que mina la eficacia de las células T modificadas que se utilizan en las inmunoterapias, que se ‘cansan’ rápidamente de las defensas del tumor.
Para que los tratamientos basados en células funcionen en estas condiciones, se necesita dotar a las células T sanas de capacidades superiores a las que pueden alcanzar de forma natural, subraya Kole Roybal.
Para ello, los equipos de la Northwestern y la UCSF analizaron 71 mutaciones halladas en pacientes con linfoma de células T e identificaron cuáles podían potenciar las terapias en modelos tumorales de ratón.
Finalmente, aislaron una mutación que demostró ser potente y no tóxica, y la sometieron a un riguroso conjunto de pruebas de seguridad.
Los investigadores comprobaron en el laboratorio que al insertar un gen, que codifica esa mutación, en células T humanas normales, las hizo 100 veces más potentes a la hora de matar células cancerosas sin ningún signo de volverse tóxicas. Los experimentos luego se llevaron a cabo en roedores.
«Nuestros descubrimientos permiten a las células T destruir múltiples tipos de cáncer«, afirma Choi, quien asegura que este enfoque «funciona mejor que cualquier cosa que hayamos visto antes«.
Según los científicos, sus descubrimientos pueden incorporarse a los tratamientos de muchos tipos de cáncer.
«Creemos que este es el punto de partida«, afirma por su parte Roybal, quien agrega no obstante que «hay mucho que aprender de la naturaleza sobre cómo podemos mejorar estas células y adaptarlas a distintos tipos de enfermedades«.
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