Costa Rica.

Enclavada en las montañas de Costa Rica, en los márgenes del río Cajón, esta finca de 200 hectáreas conserva la mitad de su superficie para bosque. El dueño, Alberto Sáenz, combina la cría de animales con la naturaleza. A cambio, el estado de Costa Rica le desembolsa anualmente 64 dólares por hectárea.

“Yo amo a mis hijos y a mis nietos y quiero que vivan en un planeta que es la única casa que tenemos, y quiero que se conserve como originalmente es, lleno de bosques, de vegetación, animales y de pajaritos”, dijo Sáenz.

Fincas como la de Alberto son parte del programa de pagos de Servicios Ambientales que reconoce financieramente a quienes protegen la naturaleza y que le valió a Costa Rica distinciones como el premio Earthshot, otorgado por la corona inglesa.

Gilman Navarrete, director de Servicios Ambientales, explica que, para mantener esta iniciativa de 26 millones de dólares desde hace 25 años, el país captura el 3,5 por ciento del impuesto a los combustibles. “Actualmente, el programa de pago por Servicios Ambientales cubre alrededor de 350 mil hectáreas, esto distribuido en 6 mil contratos que hemos firmado con dueños de finca”, dijo.

Esta política hizo de Costa Rica el primer país de América Latina que detuvo y revirtió la deforestación. Así se conservan especies únicas, como la rana arborícola de potrero, que vive en la Reserva Biológica de Monteverde, al noroeste del país. Junto al cambio climático, la deforestación es la principal amenaza a las faunas autóctonas.

Hay especies que, pese a los avances actuales, ya no se pueden recuperar. “A finales de la década de los 80, de esos años, hubo un impacto bastante significativo en muchas poblaciones de especies, incluyendo pues, el sapo dorado y la rana arlequín, pues eso se dejaron de observar”, detalló una de las voluntarias de conservación.

En este bosque de más de 30 mil hectáreas donde habita el 2,5 por ciento de la biodiversidad de todo el mundo. Se encuentra, además, la mitad del agua que se necesita para generar el 50 por ciento de la energía eléctrica renovable de Costa Rica.

“Esos árboles acá en el bosque funcionan como una gran esponja que atrapan el agua de las nubes y ayudan como a capturarla, luego a filtrar, y después hace que suavemente esa agua penetre el suelo y se haga disponible en los ojos de agua, en los mantos acuíferos”, mencionó otro voluntario.

Monteverde es cuna de más de 3 mil 200 especies de árboles y plantas. Conservar y proteger el resto de los bosques, es una política de estado en Costa Rica. El país centroamericano hoy goza de una imagen más positiva en el mundo y su naturaleza espectacular atrae a cada vez más turistas.

“Los servicios ambientales son una solución basada en la naturaleza y es algo que desde Costa Rica llamamos a expandir en el resto del mundo, porque permite el crecimiento económico, como lo ha hecho nuestro caso con el turismo, porque permite expandir la cobertura forestal que en Costa Rica pasó de 1980 a 20  por ciento, actualmente más del 50 por ciento”, enfatizó el presidente de Costa Rica, Carlos Alvarado Quesada.

Esto se ha logrado también con la colaboración de dueños de fincas como Alberto Sáenz, quien motiva a las nuevas generaciones a que se unan a la conservación. 

Por: Deutsche Welle.