España.
La Infraestructura Científica Técnica Singular – Reserva Biológica de Doñana (ICTS-Doñana), adscrita a la Estación Biológica de Doñana – CSIC, ha presentado hoy el informe «Estado de la biodiversidad en Doñana 2023» con los resultados del Programa de Seguimiento de Procesos Naturales llevado a cabo en el Espacio Natural de Doñana. Dentro de este programa, se recoge periódicamente información científica sobre el estado de conservación de Doñana, la cual permite detectar la evolución temporalde los ecosistemas y la biodiversidad. Los resultados se trasladan de manera periódica a la Oficina del Espacio Natural de Doñana y a las autoridades autonómicas.
Los datos indican que 2023 fue un año muy seco y cálido para Doñana, con la mayor temperatura media anual registrada en la serie histórica. Además, la escasa inundación en marismas y lagunas ha traído consigo un bajo número de aves acuáticas invernantes y ha provocado que el declive de las poblaciones de aves acuáticas reproductoras y de otras especies animales, especialmente de anfibios y peces, continúe. La situación general también es mala para el conejo, del que dependen muchos carnívoros y aves rapaces.
El Programa de Seguimiento contempla varios ámbitos que abarcan desde una monitorización del medio físico y del estado de la hidrología superficial de Doñana hasta una estimación del estado de conservación de los principales hábitats y, por supuesto, el seguimiento de especies y poblaciones.
Un año muy seco y con escasez de precipitaciones
El último ciclo hidrometeorológico, que va desde septiembre de 2022 hasta agosto de 2023, se ha caracterizado por ser muy seco. Doñana ya lleva más de una década con niveles de precipitación por debajo de la media, especialmente en los últimos dos años. Con apenas 330,4 mm registrados, este último ciclo es el segundo con menor precipitación anual de la última década tras el de 2021-2022.
En cuanto a temperatura, Doñana vuelve a batir sus récords, El año pasado ya se alcanzó la temperatura máxima registrada en toda la serie histórica, mientras que este año se ha registrado la mayor temperatura media anual, que ha alcanzado los 19,3 ºC. El verano ha sido largo y caluroso, con 14 días con temperaturas superiores a 40 ºC.
Las altas temperaturas y la escasez de precipitaciones han tenido un gran efecto sobre el sistema de lagunas de Doñana, muy deteriorado también por la sobreexplotación del acuífero. La laguna de Santa Olalla, la más grande de Doñana, ha vuelto a secarse por completo a finales de agosto. Desde que se tienen registros, esta laguna nunca antes se había secado dos veranos seguidos, ni siquiera durante los periodos de sequía extrema de los años 90 ni de principios de los 2000.
Históricamente, Santa Olalla era una laguna de carácter permanente, es decir, mantenía agua durante todo el año y servía de refugio para muchas especies durante las estaciones más cálidas y secas. Sin embargo, el hecho de que se haya secado por segundo año consecutivo es indicativo de que ya no quedan lagunas permanentes en Doñana. Por su parte, las otras dos lagunas más grandes de Doñana, la del Sopetón y la Dulce, se han secado a primeros de julio y a primeros de agosto respectivamente.
Declive importante de aves acuáticas
Las aves acuáticas se censan en Doñana mensualmente mediante censos aéreos y terrestres desde el año 1973. En enero, el censo se realiza de manera simultánea en toda Europa como parte del Censo Internacional de Aves Acuáticas coordinado por Wetlands International. El número de individuos censados en este mes fue de 206.859, la décima peor cifra para estas fechas de toda la serie histórica, que abarca 60 años.
Estas cifras son algo superiores a las de enero del año anterior, pero se explican en gran medida por las precipitaciones caídas durante el mes de diciembre de 2022, que provocaron que la marisma presentara una lámina de agua somera y que permitió que las aves se asentaran en la zona ya en esas fechas. Aun así, el número de aves censadas supone tan solo una tercera parte de la invernada en un año bueno. Destaca la situación del ánsar común (Anser anser), especie emblemática en Doñana, que ha registrado este año la cifra más baja de su historia con 9.588 ejemplares.
En general, la reproducción de aves acuáticas ha sido mala, ya que la superficie inundada en primavera ha sido escasa y se ha limitado, en su mayoría, a zonas inundadas de forma artificial o con influencia mareal. El 68 % de las especies que crían en Doñana tienen una tendencia poblacional negativa si se toman como referencia las últimas dos décadas. Esta cifra aumenta al 79 % si se calcula la tendencia para los últimos diez años.
En el caso de las rapaces, el milano real (Milvus milvus) invernante sigue presentando un declive importante, con un censo de 120 ejemplares. Por su parte, el aguilucho lagunero occidental (Circus aeruginosus) no ha llegado a reproducirse este año y su población invernante ha sido censada en 213 individuos, el valor más bajo de toda la serie histórica. Otro ejemplo sería el halcón peregrino (Falco peregrinus), cuya población sigue también una tendencia negativa. Este año solo se han contabilizado tres parejas.
Poblaciones de conejos muy bajas
Los mamíferos también cuentan con actuaciones de seguimiento específicos. El conejo sigue presentando unas abundancias muy bajas respecto a las registradas en Doñana en otros años. La liebre ha presentado una leve disminución, mientras que el ciervo registra una tendencia creciente y el jabalí se mantiene estable.
En general, 2023 ha sido un mal año para todos los carnívoros en Doñana. El zorro sigue siendo el carnívoro más abundante, y le siguen el tejón y el meloncillo. Las abundancias relativas de la gineta y el lince oscilan, mientras que los gatos monteses y las nutrias son las especies menos abundantes.
Anfibios y peces, tendencias negativas
En el caso de los peces, cabe destacar tres especies autóctonas cuya distribución en el Espacio Natural de Doñana es muy restringida. Se trata, en primer lugar, de la anguila (Anguilla anguilla) que está en peligro de extinción y que no ha aparecido en ningún punto muestreado, ni siquiera en aquellos donde llegó a ser abundante como La Rocina o el Arroyo del Partido.
El salinete (Aphanius iberus), endemismo ibérico en peligro de extinción, tampoco ha podido ser localizado este año en Doñana debido a la escasa inundación que presentaba la laguna del Hondón, mientras que la colmilleja (Cobitis paludicola), calificada como vulnerable, solo ha aparecido en la Laguna de los Mimbrales.
La situación de los anfibios también es preocupante. Casi todas las poblaciones de especies de anfibios presentes en Doñana continúan con una tendencia negativa desde 2019, en consonancia con el periodo de sequía, que está afectando a la extensión espacial y temporal de sus hábitats de reproducción. También 2023 ha sido un año con uno de los números de mariposas más bajos por censo. Las bajas precipitaciones y las elevadas temperaturas posiblemente han afectado negativamente a este grupo.
Por último, en los datos aportados sobre las especies vegetales, se puede destacar la tendencia negativa de la especie de flora amenazada Caropsis verticillato-inundata, asociada a suelos húmedos y lagunas temporales, algo esperable teniendo en cuenta la regresión de este hábitat y la prolongada sequía.
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