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El nuevo Patrimonio en Peligro de la Unesco, símbolo del declive del Líbano

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Trípoli, Líbano. 

 

El gran pabellón de la Feria Internacional Rachid Karami, unas instalaciones en el norte del Líbano recientemente declaradas Patrimonio Mundial en Peligro por la Unesco, está salpicado de charcos con moho blanco y goteras, símbolo del declive de un país sumido en una grave crisis económica.

Ideado por el arquitecto brasileño Oscar Niemeyer en 1962, el recinto se extiende por un terreno de 70 hectáreas en la ciudad costera de Trípoli e incluye estructuras como el «Teatro experimental», por donde reverberan gracias a su intricado diseño acústico las voces de una pareja de recién casados y su comitiva.

Símbolo en declive 

Los novios han elegido estos monumentos como escenario para la sesión fotográfica del día más importante de sus vidas, pese a que algunas de las estructuras acumulan montones de basura, presentan desperfectos o incluso, en el caso del «Arco», una señal que reza «Edificio peligroso», prohíbe la entrada.

Ante su «alarmante estado de conservación», el Comité del Patrimonio Mundial decidió abrir un procedimiento de «emergencia» para incluir a la Feria Internacional Rachid Karami en la lista de Patrimonio Mundial en Peligro de la Unesco, a la que ingresó el pasado jueves durante una reunión extraordinaria del órgano.

En esa sesión, el comité otorgó la misma distinción al centro histórico de Odesa, en Ucrania, y a los principales monumentos del antiguo reino de Saba, en el Yemen.

Crisis económica 

Además de su condición actual, la oficina de la ONU también argumentó la urgencia de la decisión por la «falta de recursos financieros para el mantenimiento» del complejo, ya que el Líbano atraviesa una de las peores crisis económicas de la historia reciente.

Desde que estalló a finales de 2019, la depresión ha robado casi el 95 % de su valor a la moneda local y ha disparado el porcentaje de libaneses que viven en la pobreza a cerca del 80 %.

Las arcas estatales se han secado tanto que las autoridades son incapaces de garantizar más de dos horas diarias de suministro eléctrico a la población. Además,  se enfrentan a constantes huelgas de funcionarios cuyos sueldos en libra libanesa apenas tienen ya valor.

Por ello, la Unesco espera que la inscripción de la Feria Internacional Rachid Karami en la lista de Patrimonio en Peligro, atraiga más ayudas internacionales para la conservación del recinto, considerado uno de los principales ejemplos de arquitectura moderna del siglo XX en Oriento Medio.

Una época que no fue 

Paradójicamente, las instalaciones fueron concebidas en una época en la que el Líbano estaba ganando popularidad como destino internacional y pretendía convertirse en un centro de exhibición de referencia con capacidad para acoger a dos millones de visitantes al año, según la Unesco.

Se trató, de hecho, del proyecto insignia de una época de modernización para la nación de los cedros.

Sin embargo, la Feria Internacional ya se enfrentó por aquel entonces a dificultades para obtener los fondos suficientes. Además, pese a que su construcción arrancó en 1964, las instalaciones aún no estaban del todo terminadas cuando estalló la guerra civil del Líbano en 1975.

Hoy, el corazón del complejo, un inmenso pabellón en forma de bumerán de 750 metros de largo y 70 metros de ancho, continúa cerrado con candado y solo acercándose mucho a sus cristales tintados se puede apreciar una gran estancia vacía, con moho en el suelo y unos lavabos sin colocar abandonados a su suerte.

Noticiero Científico y Cultural Iberoamericano – Noticias NCC
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