México.
Jessica reparte sus propios libros que publicó hace apenas medio año que lanzó su editorial Toolbox, después de dedicarse toda la vida a escribir y dar clases de literatura. Más que un emprendimiento, se trata de un acto de fe, especialmente este año, cuando el hábito de lectura de los mexicanos ha caído más de 12 puntos desde 2016. Según la última encuesta oficial, tan sólo siete de cada diez personas en zonas urbanas había leído algo recientemente.
“Y creo que, especialmente después de la pandemia, la gente se ha acostumbrado a escuchar los libros, por un lado. Por otro lado, tenemos podcasts por todos lados. Entonces creo que la gente está más acostumbrada a escuchar y no a leer tanto. Por eso me parece que las editoriales al final del día no son muy buen negocio”, comentó Jessica Raijman, directora editorial Tulbox.
Los datos son aún más desesperanzadores al hablar de libros. México tiene un promedio de apenas 1.7 libros leídos al año y tan sólo el 40% de la población lectora termina un libro en el último año.
Charlie heredó de su padre esta librería inaugurada hace tres décadas, pero ahora casi todas sus ventas son de alimentos en vez de literatura. Ha tenido que reinventarse para sobrevivir a la última estocada dada por la pandemia.
“Algunas editoriales grandes que te daban crédito y que podías tener los libros aquí, que no los compraba la librería, sino que eran de la editorial en consignación. De repente las editoriales tuvieron que cambiar sus políticas y ahora es mucho más difícil tener un surtido más grande cuando eres un cliente pequeño como nosotros”, explicó Carlos Dayán, librerías ‘Un lugar de La Mancha’.
Cerca de la mitad de la población mexicana, asegura que no lee porque nunca lo incentivaron en casa o en la escuela. La universidad más grande de Latinoamérica diseñó estas islas de lecturas, espacios donde estudiantes de varias carreras acercan la pasión por leer mediante actividades lúdicas. Son los llamados mediadores que buscan generar comunidades lectoras.
“Este retorno de las personas hacia la lectura y la escritura y que ellos vean que son formas accesibles y que no son procesos digamos tan complicados y que desde los juegos y desde otras perspectivas podemos acercarnos a la lectura de una forma más sencilla”, señaló Lizbeth García, estudiante de economía de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).
La encargada de esta y otras iniciativas de la UNAM, Anel Pérez, considera que existe un abandono institucional y las acciones son aisladas. El Gobierno capitalino relanzará su campaña de ciudad lectora heredada de administraciones anteriores con escasa implementación.
Para esta profesora se debe fomentar la lectura por el simple hecho de sentir placer, una mentalidad opuesta a la del actual gobierno. “Podemos notar que la mayoría de los programas de fomento a la lectura se dirigen solamente a la edad escolar y se fomenta muchísimo con varios proyectos incluso estatales, pero al cumplir los 12 años o al salir de la primaria no volvemos a saber de estos proyectos”, subrayó Pérez.
Y pese a todo, una aventura de leer que nunca morirá mientras haya libros. La agencia NOP World sitúa a México en la posición 24 de los 29 países que más leen en el mundo, con apenas un promedio de 05:30 de lectura a la semana. México se ubica por debajo de sus pares latinoamericanos como Argentina, Brasil, Chile, Colombia o Venezuela.
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