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Redes de pesca recicladas para luchar contra la COVID-19 en Tailandia

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ChonburiTailandia.

Frente a las costas de Tailandia, un equipo de buceadores intenta desenredar un cúmulo de redes de pesca enrolladas alrededor de un frágil arrecife, una operación destinada a proteger la vida marina pero también a luchar contra el coronavirus.

Las «redes fantasma» lanzadas por la poderosa industria pesquera local son una fuente letal de contaminación plástica, que atrapa a las tortugas y daña los delicados lechos de coral del golfo de Tailandia.

Si no se hace nada, estas redes «podrían quedar a la deriva durante décadas, capturar animales marinos o convertirse en su alimento», explica a la AFP Ingpat Pakchairatchakul de la Fundación para la Justicia Ambiental (EJF).

Ingpat acompaña a los buceadores en el proyecto Net Free Seas, cuyo objetivo es recuperar las redes usadas y reciclar el plástico que contienen. En este caso, las redes se utilizarán para fabricar pantallas faciales y otros objetos anticovid-19.

Los responsables de esta iniciativa quieren demostrar que la protección marina puede ser comercialmente viable en Tailandia, uno de los mayores productores de desechos oceánicos del mundo.

Hace dos años, un suceso provocó la indignación pública cuando un bebé dugongo, una especie en peligro de extinción, murió de una infección causada por un plástico descubierto en su estómago.

Los tailandeses pasaron meses siguiendo en directo por internet los esfuerzos de los equipos de veterinarios para tratar de curar y salvar al animal, apodado Mariam.

Este bebé dugongo forma parte de la veintena de grandes animales marinos muertos o heridos encontrados cada año en las costas tailandesas, según Chaturathep Khowinthawong, director del organismo de gestión del parque marino del país.

Benéfico para todos

Net Free Seas recuperó 15 toneladas de redes de pesca abandonadas en aguas marinas durante su primer año de funcionamiento.

A escala mundial, la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO, por sus siglas en inglés) estima que 640.000 toneladas de aparejos de pesca perdidos o descartados terminan en los océanos cada año.

En el golfo de Tailandia, algunos pescadores locales dicen que apoyan el proyecto. «Es una situación benéfica para todos», comenta a la AFP Somporn Pantumas, un pescador de la ciudad portuaria de Rayong, para quien esto crea «una nueva fuente de ingresos, la playa y el mar están limpios y los pescadores recuperan un sentimiento de camaradería».

El hombre, de 59 años, es uno de los 700 miembros de las comunidades pesqueras de Tailandia que venden sus redes usadas al programa, en lugar de tirarlas al mar.

Somporn dice que sus redes suelen contener más residuos plásticos que peces. Y «cuanto más recojo, más me devuelven las corrientes», resume.

Las redes recogidas se envían para ser lavadas, trituradas, mezcladas con otros plásticos desechados y fundidos en Qualy Design, una empresa especializada en el moldeo de artículos domésticos reciclados.

Se utilizan para fabricar pantallas faciales, vaporizadores de gel hidroalcohólico o pantallas de separación de mesas, ampliamente utilizadas en los restaurantes de Bangkok y su región desde el comienzo de la pandemia.

La empresa incluso ha inventado pequeños aparatos que permiten accionar un ascensor o retirar dinero sin tocar los botones con los dedos y por lo tanto sin riesgo de infección.

Por: AFP.

Noticiero Científico y Cultural Iberoamericano – Noticias NCC
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