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El Día Mundial de la Ardilla homenajea a un roedor vital para el bosque

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 Madrid.

Cuenta la leyenda que hace miles de años una ardilla podía atravesar la Península saltando de árbol en árbol sin pisar el suelo: hoy no existen tantos árboles, pero sí más de 200 especies de este roedor, cuya aportación esencial al desarrollo del bosque fue premiado con la dedicatoria de un día mundial que se celebra cada 21 de enero.

De hecho, es un animal fundamental para «regenerar el ecosistema porque esconde y esparce semillas por diferentes partes del bosque», han indicado a EFE especialistas como el veterinario y experto en mascotas exóticas, Antonio Rodríguez.

La dieta de estos roedores está compuesta por «un 90 % de frutos y semillas y un 10 % de proteína», incluida carroña, pues «aunque no son cazadoras, si muere un pajarito, son capaces de comer del cadáver».

Las ardillas viven sobre todo en los árboles, en cuyos troncos «hacen huecos o bien construyen plataformas para sus refugios e incluso utilizan antiguos nidos de aves» para cuidar a sus crías.

La capacidad de adaptación al cambio climático ha garantizado la supervivencia de este animal, que se ha expandido por todo el planeta excepto Oceanía y la Antártida, si bien la proliferación de «fenómenos como los incendios o la deforestación, hacen temer que la ardilla no tenga futuro».

La responsable del programa de especies de WWF EspañaLaura Moreno, ha precisado a EFE algunos de los riesgos a los que se enfrenta la ardilla, destacando «la fragmentación de su hábitat como la principal amenaza», sin desdeñar la introducción de especies invasoras que implica un peligro «cada vez más importante para algunas especies, entre ellas para la ardilla roja, la autóctona de nuestro país». 

Curiosidades

Moreno ha resaltado también los sentidos que más ayudan a la «ingeniera de los ecosistemas» a preservar las zonas que habitan: el oído porque «se comunican mediante señales sonoras» y el olfato que «los machos utilizan para detectar a las hembras en celo».

La ardilla entierra frutos en pequeños hoyos escarbados por ella o esparce esporas de hongos, entre otras actividades, y aunque es capaz de encontrar la comida «en auténticos laberintos» gracias a que «tienen bastante memoria, no todo lo encuentran, así que es como si estuvieran plantando árboles sin darse cuenta».

Su gran y llamativa cola no sólo sirve para lucirse o como «timón» para equilibrarse al saltar de rama en rama, sino que es útil para defenderse de sus depredadores, que suelen ser grandes rapaces.

Así, cuando un ave le ataca, este roedor «eriza la cola y la pone muy grande», de manera que su agresora se concentra en ella en lugar de en el cuerpo de la presa, y «al ser muy difícil de agarrar, porque sólo hay pelo, se escurre de sus garras».

Como mascotas

Por su naturaleza activa es difícil tenerlas como mascotas, ya que «son animales muy curiosos y necesitan hacer ejercicio fuera de su jaula: estar encerradas afecta a su bienestar».

Rodríguez ha recordado que desde hace tres años está prohibido comprar ardillas en España, por riesgo de que «las especies foráneas se vuelvan invasoras«, si bien las personas que ya las tenían en casa pueden seguir conservándolas.

La ardilla puede vivir hasta 18 años en cautividad y un máximo de 10 en libertad, tiene entre dos y cinco crías por camada, y es de naturaleza diurna.

Noticiero Científico y Cultural Iberoamericano – Noticias NCC
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