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Bocas del Toro en Panamá promueve la conservación de arrecifes de coral

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Bocas del Toro, Panamá. 

A través de la historia los arrecifes de coral han sido objeto de múltiples analogías, que dan luz clara del importante rol que desempeñan para todos los que habitamos este planeta.

Usualmente son llamados los “bosques tropicales” de los océanos, y es que proveen con alimento o refugio a una gran diversidad de especies, un estimado de 25% de toda la vida marina depende directa o indirectamente de ellos. A su vez, presentan una compleja estructura que forma estos densos y variados ecosistemas.

Bocas del Toro está ubicada en la costa al noroeste del caribe panameño, la misma cuenta con nueve islas principales que conforman su archipiélago, 52 cayos e islotes. Esta provincia cuenta con el Parque Nacional Marino Isla Bastimento que es el área protegida de la zona.

Se describe la estructura de 18 arrecifes coralinos, los cuales representan la diversidad de hábitats y condiciones hidrológicas y orográficas de la zona costera del archipiélago. Los arrecifes encontrados en hábitats a barlovento de las islas (expuestos), son menos diversos en corales y presentan una cobertura de coral vivo baja (8%), mientras que los arrecifes de hábitats protegidos (sotavento), son los de mayor diversidad y cobertura de corales (3 2%).

Las macroalgas presentaron un patrón similar de cobertura con promedio de 50%, alta si se le compara con arrecifes descritos para la Ensenada Grande de Almirante (4%), al sur del archipiélago. Se registra un aumento del 35% en el número de especies de corales para Bocas del Toro; el total de especies conocidas para la región es de 54, lo cual representa el 88% del total de la diversidad para Panamá, de acuerdo con el artículo: “Arrecifes coralinos de Bocas del Toro, Panamá: n. Distribución, estructura y estado de conservación de los arrecifes de las Islas Bastimentos, Solarte, Carenero y Colón”, de los investigadores Héctor Guzmán y Carlos Guevara.

Como todo ser vivo, los arrecifes de coral necesitan ciertas condiciones para poder garantizar su hábitat y conservación a largo plazo. Sin embargo, con el pasar de los años son varios los elementos que, por factores a nivel mundial como el calentamiento global o locales como la contaminación generada por la población de la región, han deteriorado la calidad del entorno del cual dependen estos invertebrados marinos.

Los esfuerzos en Bocas del Toro

Los arrecifes de coral han demostrado ser capaces de acoplarse, sin embargo, no es el caso de todos y “los cambios han sido dramáticos en las últimas dos décadas y es más de lo que los corales pueden soportar, son muy resilientes, pero puede tomar cientos sino miles de años para que sean capaces de adaptarse a las nuevas condiciones”, explicó Doug Marcy, fundador de Caribbean Coral Restoration Center ubicado en Bocas del Toro.

En tanques de investigación. Foto: Caribbean Coral Restoration.

La doctora Maggie Johnson, quien es profesora asistente en la Universidad de Ciencia y Tecnología King Abdullah (en Arabia Saudita) e investigadora asociada en el Instituto Smithsonian de Investigaciones Tropicales (STRI) trabajó en el área de Bocas del Toro como becaria de postdoctorado del STRI y nos contó que durante ese tiempo pudo percatarse que a nivel local, “tienen la problemática de contaminación de nutrientes y eso proviene de aguas residuales no tratadas, pero también por nutrientes que vienen de las plantaciones y de la agricultura, por lo que hay contaminación de nutrientes y sedimentación. A medida que se desarrolla la tierra y se construye, estamos excavando el suelo para la agricultura, llueve y esto arroja los sedimentos y nutrientes al océano y de ahí hacia la bahía”.

Como segundo punto está la sobrepesca, lo cual ha creado un desbalance en la cantidad y diversidad de peces en el océano, afectando la cadena alimenticia de la fauna marina, y a su vez impactando el ingreso económico de las familias que residen en el área costera de Bocas del Toro y dependen de la pesca como fuente de alimento y sustento para sus hogares.

Además de estos elementos estresantes a nivel local, Johnson relató que nos encontramos con “el calentamiento global, que como sabemos aumenta las temperaturas en los océanos y por lo tanto se presentan mayores eventos de decoloración de corales y otros similares. Es la interacción de estos eventos de incremento de temperaturas sumados a las problemáticas locales por contaminación lo que es realmente preocupante”. También explicó que esta interacción causa desoxigenación y a consecuencia tenemos eventos de blanqueamiento masivo.

En este caso, la Great Barrier Reef Foundation definió el blanqueamiento de corales como una reacción “cuando los corales están bajo estrés, expulsan las algas microscópicas que viven en sus tejidos. Sin estas algas, los tejidos de los corales se vuelven transparentes, dejando al descubierto su esqueleto blanco”, cabe destacar que los corales en este punto no están muertos. Pero con el cambio climático y el incremento de temperatura en los océanos los eventos de blanqueamientos están siendo más frecuentes y severos, lo cual dificulta que puedan recuperarse por sí solos a la velocidad con la que estos cambios se presentan.

Elkhorn coral Bocas. Foto: Dra. Maggie Johnson Smithsonian.
Afectación multifactorial

Tanto la desoxigenación como el blanqueamiento tienen su particularidad y responden a la combinación de alteraciones que afectan la estabilidad del ecosistema. En este caso para entender el proceso desoxigenación hay que situarnos en 2017 cuando se presentó un evento importante que cambió el rumbo de la investigación que realiza la doctora Johnson con el Smithsonian, en su proyecto de monitoreo a largo plazo del MarineGEO, que ahora incluye desoxigenación en los arrecifes de coral a consecuencia de su trabajo en Bocas del Toro.

Ella realizaba trabajo en campo en la Bahía de Almirante, cerca de la frontera de Panamá con Costa Rica, cuando pudo ver de primera mano un evento de desoxigenación. La doctora explicó que “en el océano tenemos gases que son básicamente un equilibrio entre el océano y la atmósfera, es el balance de todos estos elementos lo cual mantiene el equilibrio que los organismos marinos necesitan para ser capaces de sobrevivir”.

Comentó que “cuando tienes contaminación por nutrientes y calentamiento, sumados a periodos de baja actividad de vientos que vemos en Bocas en el verano, alrededor de septiembre, puedes ver como el agua desoxigenada se extiende y luego…se traslada al arrecife y cuando lo hace, si se queda allí, los corales y cualquier otra cosa que necesite consumir oxígeno se asfixiará”.

Son varias las organizaciones nacionales e internacionales que conforman la comunidad científica que estudia y analiza los ecosistemas marinos para el desarrollo de soluciones, quienes junto con la acción comunitaria contribuyen a la protección de los ecosistemas y arrecifes de coral a mayor escala.

Desde septiembre de 2021, un grupo de científicos del Instituto Smithsonian de Investigaciones Tropicales (STRI) en su estación en Bocas del Toro, han estado monitoreando las condiciones ambientales y de los arrecifes en toda la Bahía Almirante, cerca de tierra firme hasta Cayo Zapatilla.

Este proyecto busca entender “cómo se ve un ecosistema arrecife de coral de cara a la desoxigenación del océano, qué tipo de comunidades microbianas están asociadas con un arrecife saludable. ¿Qué tipos de componentes del arrecife crean un sistema que puede prosperar en un clima cambiante desoxigenado que estamos viendo y que es inevitable? Así que estamos tratando de señalar los mecanismos y las especies que se ubicarán en esa categoría de sistemas potenciales que no morirán” explicó la doctora Noelle Lucey, becaria postdoctoral en la estación de investigación del STRI en Bocas del Toro.

La Dra. Noelle Lucey fragmenta corales para experimentos en la Estación de Investigación de Bocas. Foto: Dra. Noelle Lucey SMITHSONIAN.

La doctora Lucey explicó que a partir de los datos preliminares que han recopilado puede decir de “manera bastante definitiva, que habrá especies que serán mucho más importantes en la dinámica de los arrecifes que otras y mucho más resistentes a estos cambios”, por lo cual intentan descifrar cuáles son esas especies, pero todavía se desconoce cómo se unirá todo lo recopilado a mayor escala, pero en definitiva “es muy emocionante ver respuestas tan variantes” comentó.

Ante los efectos negativos de la sobrepesca, hay quienes trabajan para cultivar especies de peces e invertebrados de manera sostenible. Brindando oportunidades a familias que dependen de esta actividad como fuente de alimento e ingreso económico.

Para ello se trabaja con especies asociadas con los arrecifes de coral y “la idea principal detrás de la empresa y todo el proyecto era proporcionar una alternativa a la pesca…aquí en Bocas hay mucha gente, más que todo los indígenas que viven muchas veces en la casa sobre el mar y viven básicamente de la pesca… tienen sus plantaciones de cacao, pero la pesca obviamente es súper importante” explicó Till Deuss, fundador y CEO de Bocas Mariculture.

Por su parte la organización MarAlliance inició labores en Panamá en el 2016, completando monitoreo en tres sitios en la Costa del Caribe del país, incluyendo Bocas del Toro, ya que no existía información detallada sobre las poblaciones de tiburones, rayas y otros peces. Esta organización se enfoca en una “combinación de conservación, educación, capacitación y trabajo cercano con los pescadores artesanales, educadores y comunidades locales, especialmente comunidades pesqueras, porque para poder ver cambios a largo plazo hay que trabajar con las personas que están en la primera línea interactuando con esos animales” comentó Megan Chavis quien trabajara como Coordinadora de la organización en Panamá.

Para realizar su trabajo en Bocas buscaron incluir a la comunidad por lo cual su equipo de trabajo de campo es “casi todos pescadores locales…ellos reciben entrenamiento de cómo hacer el monitoreo, los métodos, la recopilación de datos, como manipular los animales seguramente y liberarlos en buena condición” comentó Chavis.

Otra de las organizaciones que trabaja por la conservación de los arrecifes de coral desde diferentes aristas es Caribbean Coral Restoration. Su organización consta de tres pilares los cuales se dividen en construcción de arrecifes de coral artificial, criadero de corales y educación e impacto comunitario. La construcción de arrecifes de coral artificiales surgió ante la necesidad de crear un habitad de peces y otras especies establecidas para facilitar la formación de los arrecifes.

Es por esto que dan empleo a personas de la comunidad, de momento ayudan al sustento de tres familias indígenas locales que trabajan para crear estructuras amigables con el medio ambiente, las cuales “han evolucionado hasta saber qué tipo de habitad crear y cómo organizarlo para beneficiar a los peces y demás especies para ayudar en este primer eslabón de la cadena que trabajan” comentó Doug Marcy fundador de la organización.

Zoantidos (Zoanthus spp.) en un acuario de exhibicion. Foto: Till Deus Bocas Mariculture.

El segundo pilar corresponde a los criaderos de corales, para esto buscan crear una bolsa de semillas por así llamarles y a su vez “el puente de producción es poder juntar los genotipos que crearán los corales más fuertes y resistentes a lo que anticipamos que sucederá en el futuro” explicó Marcy.

Empezaron a trabajar desde hace cinco años, de los cuales los tres primeros fueron básicamente para obtener los permisos para trabajar con los corales, desde entonces han utilizado tecnología para lograr 2,000 clones de corales provenientes de 8 lugares diferentes alrededor del Archipiélago, construir más de 200 arrecifes artificiales e instaladas en el océano, 15 viveros submarinos donde protegen clones de siete especies de coral formadores de arrecifes, 9 sitios de instalación de arrecifes, espacio de cría protegido y 6 tanques en tierra en funcionamiento donde recolectan especies de corales adicionales que requieren “mayor mantenimiento” comentó Marcy.

Parte de estos esfuerzos se ven incrementados en su capacidad, a medida que más personas se suman a la lucha por establecer una relación sostenible entre la comunidad y los ecosistemas marinos, enfocados en la educación y el turismo sostenible. A inicios de 2020, el archipiélago de Bocas del Toro fue declarado Hope Spot por Mission Blue, organización dirigida por la reconocida oceanógrafa doctora Sylvia Earle, la cual está enfocada en la protección de los océanos para la creación de una red global de áreas marinas protegidas. Esto significa que el archipiélago de Bocas del Toro es un lugar de crítica importancia para la salud de los océanos. Dentro de esta coalición se encuentran Caribbean Coral Restoration, MarAlliance,  Mariculture, entre otras.

Foto: Megan Chavis /MarAlliance.

Desde ser consumidores informados, reducir nuestra huella de carbono, correr la voz sobre el problema y sus soluciones, apoyar cambios a la legislación que ayuden a proteger arrecifes o manglares, ser turistas responsables y apostar por aquellas organizaciones y empresas que protegen al medio ambiente. Independientemente de donde nos encontramos siempre tendremos opciones eco amigables que podremos escoger para ayudar a los ecosistemas.

A través de la historia los avances tecnológicos nos han permitido innovar gradualmente en muchos aspectos de nuestras vidas y en la lucha por conservar los ecosistemas marinos no es la excepción. Y así como la fauna marina lucha por seguir adaptándose a los cambios, hoy nos toca a nosotros, nunca es demasiado tarde para hacer lo correcto y proteger a los arrecifes de coral.

Por: Daniela Rodríguez / Periodista del Postgrado en ‘Periodismo 4.0’ © del Instituto de Investigaciones Aplicadas, iiafEC, Panamá.

Noticiero Científico y Cultural Iberoamericano – Noticias NCC
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