Ámsterdam, Países Bajos
Una singular «biblioteca» en Ámsterdam no presta libros o películas, sino vestidos, camisas, abrigos u otras prendas de calidad como una forma de hacer frente al impacto medioambiental del sector textil.
«LENA, la biblioteca de los vestidos» permite a sus clientes cambiar su estilo de vestir alquilando prendas.
«Es realmente una buena idea», asegura entusiasmada Ikram Cakir, de 37 años, antes de devolver una blusa con un estampado blanco y azul y llevarse una similar en tonos rosas.
Esta empleada de una oenegé visita la biblioteca al menos una vez cada tres semanas y así puede cambiar su manera de vestir.
«A menudo se compra mucha ropa y luego no se utiliza. Me parece una muy buena manera de llevar nuevas prendas sin agotar los recursos del planeta», añade Cakir en declaraciones a la AFP.
Situada en una céntrica calle de Ámsterdam, esta «biblioteca» propone una variada colección de un centenar de piezas, que van renovándose constantemente y que también pueden comprarse.
Cada una de las prendas lleva una etiqueta con su precio de compra, a menudo elevado, pero también lo que cuesta alquilarla cada día, un precio que suele oscilar entre 50 céntimos y unos pocos euros (una cifra similar en dólares).
«La industria de la moda es una de las más contaminantes en el mundo», explica Elisa Jansen, quien impulsó esta iniciativa en 2014 con sus dos hermanas y una amiga.
La proliferación de grandes marcas de ropa con precios accesibles contribuyó a que actualmente un ciudadano medio compre 60% más piezas de ropa que hace 15 años, cuando se conservaba el doble de tiempo cada prenda, según la ONU.
La Fundación Ellen MacArthur estimó que cada segundo se quema o se entierra el equivalente de un camión lleno de ropa.
El sector textil no solo es responsable de un tercio de los residuos de microplásticos tóxicos que se vierten en los mares y océanos, consume millones de litros de agua al año y produce el 8% de las emisiones mundiales de dióxido de carbono.
Ante este elevado impacto medioambiental, esta «biblioteca de ropa» en Ámsterdam ofrece una solución para poder vestirse con un estilo variado, pero de una forma menos nociva para el planeta.
«Armario compartido»
«Siempre ropa nueva. Bueno para el planeta. Experimenta con tu estilo. Pruebe antes de comprar», dice un afiche promocional.
La «biblioteca» ofrece también su colección en línea y dispone de puntos de devolución y colección en otras ciudades neerlandesas.
Jansen «siempre trabajó en la reutilización de ropas», especialmente en tiendas «vintage», relató. Pero ese estilo es limitado y no le permite adquirir piezas nuevas.
«Es así que nació la idea de compartir ropa en un gran armario compartido», explicó.
Cada cliente paga diez euros para ser miembro. Más de 6.000 personas disponen de una tarjeta, pero la frecuencia de los préstamos varía, admitió.
La calidad de la ropa es «lo más importante» al escoger la colección, agregó Jansen, y las marcas durables también son prioridad.
«Aquí no vas a encontrar ‘fast-fashion'», destacó en referencia a una tendencia de comprar ropa a precios bajos y desecharla rápidamente.
«Es el futuro»
Hace nueve años «estuvimos realmente entre los primeros», se felicita la cofundadora. Otras iniciativas similares existían en Escandinavia, pero muchas han desaparecido, lamentó. Además, las otras operan principalmente en línea.
«Nosotros tenemos una tienda física, así que es completamente único», agregó.
Encontrar un modelo rentable tomó tiempo, admitió, pero la iniciativa en el distrito de la moda de Ámsterdam funcionó, sobre todo entre «mujeres de 25 a 45 años, que quieren tomar decisiones conscientes, pero también les importa estar bien vestidas».
India Donisi, una bloguera de 35 años que escribe sobre vino, alquila regularmente vestidos para eventos.
«Sobre todo es muy práctico», comentó mientras se prueba una chaqueta rosa fucsia que calificó como «extravagante».
Jansen, por su parte, espera que LENA inspire a las marcas.
«Creo sinceramente que este es el futuro (…) No podemos seguir consumiendo y produciendo de esta manera», sostuvo.
«Espero que otras marcas de ropa lo hagan por su cuenta (…) para que siempre tengas la opción de alquilar».
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