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Panamá promueve la danza contemporánea en la niñez

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Panamá. 

Situado en la Avenida B, dentro del histórico Casco Antiguo de la Ciudad de Panamá, la Fundación Espacio Creativo (FEC) busca dar oportunidades a la niñez panameña en situación de vulnerabilidad a través de la danza, la educación y la cultura con Programa Enlaces.

Este programa, como cuenta su director ejecutivo Carlos Smith, “es la propuesta preventiva que busca transformar la vida de niños, niñas y adolescentes en situación de vulnerabilidad social, mediante la práctica de danza contemporánea, el desarrollo académico, el apoyo psicosocial y emocional”.

Enlaces tuvo sus inicios en 2010 y desde entonces ha apostado por un proceso integral, que apoyado en estos tres pilares de intervención busca formar buenos ciudadanos.

Inicialmente el programa se enfocaba con niños del área de San Felipe, Santana, Barraza y Chorrillo, pero “por la gentrificación que hay…nos obligó a ampliar el rango, primero por necesidad, porque los chicos que estaban con nosotros migraban hacia otras áreas y queríamos seguirlos manteniendo y también porque tuvimos una alianza con la ACNUR que trabaja con jóvenes refugiados y ellos generalmente viven en la periferia en áreas como Panamá Oeste y Chepo” explicó Analida Galindo, una de las fundadoras y co-directora de la Fundación Espacio Creativo.

Los niños pueden entrar al programa desde los 7 años y culminan a los 18. El proceso de ingreso puede darse de dos formas, primero pueden venir del programa que la Fundación tiene en la Escuela Nuestra Señora de la Merced en el Chorrillo, donde imparten clases de danza, como parte de su formación artística a niños en 4to, 5to y 6to grado. La segunda opción es por medio de audiciones abiertas que se realizan una vez al año.

Luego pasan a una entrevista donde se filtra, ya que el niño debe estar escolarizado y comprometerse a un ochenta porciento de asistencia. Además, por tratarse de un programa totalmente gratuito, buscan asegurar que sus beneficiarios “son jóvenes vulnerables…que necesiten estar en un programa de asistencia”, explicó Galindo.

Otro de los componentes indispensables para ingresar a el programa, es tener un padre de familia o acudiente comprometido o interesado, ya que “con los años hemos entendido que esta relación con el padre de familia es de socios”, comentó Smith, pues los chicos necesitan alguien en casa que los motive para asistir a las clases.

Cada uno de los tres componentes encierran una mezcla de conocimiento y profundización para garantizar el éxito y acompañamiento de los chicos durante su estancia en el programa. Smith lo planteó de la siguiente manera: el acompañamiento artístico brinda “estructura, desarrollo de habilidades transferibles, habilidades blandas, manejo de la tolerancia, la frustración y relaciones sociales”.

Por su parte, el componente psicosocial es “ejecutado y liderado por una dupla psicosocial, compuesto por una trabajadora social y una psicológica”, en la cual establecen una relación con la familia y aseguran que el chico este protegido en su entorno y ser punto de conexión para que la familia supla sus necesidades a través de los recursos comunitarios. Por último, la parte académica se enfoca en el “desarrollo de habilidades para el conocimiento, específicamente de la lectura, fortalecimiento de la comprensión lectora, calculo e inglés”.

Valentina Marín tiene 20 años, ingresó al programa Enlaces cuando tenía 11 y culminó a los 18. Al reflexionar sobre sus años en el programa contó que gracias a ello es una persona que “busca la resolución de problemas, busca la comunicación, que acepta las ideas diferentes”. En cuanto a su organización, comentó: “hoy en día vivo con una agenda… y está dentro de mí adelantar las tareas lo mayor posible, para tener tiempo para las otras actividades”.

Valentina recordó a Enlaces como un “espacio para aprender y desconectarse de lo malo que pasa afuera”, y es que estos jóvenes viven en ambientes muy ruidosos, como relató Galindo tienen: “riesgos muy latentes, ellos necesitan poder venir a la fundación, estar vinculados todo el tiempo porque el riesgo en la casa es fuerte”.

La danza es el primer factor por el cual los jóvenes ingresan al programa, y esto les permite expresarse y conectar con su cuerpo. A su vez se comprometen con la disciplina del escenario, a la cual responden durante su preparación para cada una de las muestras artísticas que presentan a lo largo del año. Galindo describió cómo “el movimiento los empodera, porque ellos se sienten con esa capacidad de poder impactar a otros, impactar a la audiencia con su movimiento y eso es algo bien poderoso”.

A través de los años, el programa ha sabido responder a las necesidades de los chicos, al insertar nuevas prácticas para asegurar su compromiso y bienestar. Como ejemplo de su capacidad de reevaluarse, el programa empezó a incluir formación vocacional.

La Fundación parte de la premisa, de que en sus hogares no existe aspiración universitaria y estos chicos necesitan guía para tomar decisiones con base en sus habilidades y determinar qué harán una vez terminen el programa. Como es el caso de Valentina, quien encontró la manera de unir su amor por la danza al escoger su profesión “me encanta la idea de relacionar la fisioterapia con la danza y rehabilitar bailarines”, firmó Marín.

Galindo describe el éxito del programa en su facultad de ajustarse “no te voy a decir que es un programa que está ya cerrado, vamos cada año cambiando y analizando, estamos en constante reaprendizaje”. Otro ejemplo que planteó es la mancuerna que tienen con los servicios de las clínicas amigables para el tema de sexualidad, tomando en cuenta que los embarazos precoces son muy comunes en estas edades y en su entorno.

Además, cuentan con una alianza con la Academia de Danza Steps, donde cada año los chicos son elegidos durante su función anual para ser becados. Aquí los chicos pueden exigirle al máximo a sus capacidades artísticas en la danza y tener profesionales en la materia de referencia. Los chicos han demostrado que son capaces de aportar mucho a nivel creativo, ya que como contó Galindo “están acostumbrados a crear desde muy pequeños”.

Esta fusión da valor agregado al unificar distintos entornos, donde las chicas que asisten a la Academia pueden ver que hay otras realidades, donde “también se puede triunfar, donde también hay talento, entonces creo que es una diversidad muy positiva de los dos lados” explicó Galindo.

Por: Daniela Rodríguez / Periodista del Postgrado en ‘Periodismo 4.0’ © del Instituto de Investigaciones Aplicadas, iiafEC, Panamá.

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