Redacción.

Los nopales pertenecen al género Opuntia de la familia Cactaceae y están adaptados a los climas de las regiones áridas. En México hay casi 90 especies y es considerado como su centro de origen, diversificación y domesticación.

En cuanto a su aspecto o morfología, tiene tallos suculentos, espinosos, casi siempre verdes, articulados y aplanados. Sus hojas son muy pequeñas y en forma de cuernitos, solo se pueden ver en las pencas tiernas; se pierden en pocos días y en su lugar se desarrollan espinas. Las flores de los nopales tienen bellos y vistosos colores (amarillo, rojo, rosa y anaranjado), según la especie. Los frutos son conocidos como tunas y algunos son comestibles.

Desde épocas prehispánicas, los nopales han tenido gran relevancia entre los pueblos originarios de Mesoamérica, y como ejemplo, el escudo de la gran Tenochtitlán contenía un nopal, mismo que fue incorporado al Escudo Nacional de México y a nuestra Bandera.

La importancia que adquirieron en la vida religiosa, social y económica se puede constatar en códices, monumentos, pinturas, cerámica y nombres de poblaciones. En el Códice Mendocino se encuentra una ilustración del “tenochtli” o tuna de piedra y del “teonochtli” o tuna divina.

Junto con el maíz, frijol, calabaza y maguey, esta cactácea fue alimento fundamental que favoreció asentamientos y desarrollo cultural en el centro y norte del país. Además de su uso alimenticio, el nopal se empleaba como material en construcciones con la misma finalidad que tiene el cemento en la actualidad; tanto que hay estudios que confirman la adición de biomasa de nopal incrementa la durabilidad del concreto.

Mención especial merece el empleo de los nopales para cultivar el insecto llamado cochinilla de nopal y producir el tinte rojo carmín, de alto valor en el mercado textil, alimenticio, cosmético y artístico de las épocas prehispánica, colonial y actual.

Aunque los nopales se originaron en México, en la actualidad es posible encontrarlos en todo el continente americano, además de que se han llevado para cultivarlos a países como España e Italia, Marruecos, Eritrea, Etiopía, Sudáfrica y Australia.

Las diversas especies mexicanas de Opuntia se distribuyen desde el centro del país hasta el altiplano, en diversos ecosistemas de zonas áridas, donde contribuyen a la regeneración y estabilidad del suelo, lo que evita la desertificación.

Son fuente de alimento para muchas especies de mamíferos silvestres como venados, roedores, jabalíes, coyotes, etcétera, y fungen como hogar o guarida para especies de animales como aves e insectos y así contribuir a la conservación de la biodiversidad.

Se emplea en fitorremediación de suelos y de aguas contaminados; control de erosión, como materia prima para composta, producción de biocombustibles y para el establecimiento de corta fuegos.

Se cultiva y produce nopal en 27 entidades federativas del país, destaca la Ciudad de México y los estados de México, Morelos, San Luis Potosí, Jalisco, Aguascalientes, Hidalgo y Puebla, quienes aportan casi el 95 por ciento de la producción nacional.

Entre las especies utilizadas está el nopal de Castilla para la producción de tuna blanca y verdura o nopalito (Opuntia ficus-indica), el nopal cardón para producción tuna roja (O. streptacantha) y el nopal xoconostle (O. joconostle). El área de producción más importante de nopalito está ubicada en la alcaldía Milpa Alta de la Ciudad de México, ya que genera el 86 por ciento de la producción nacional. La mayor parte es para consumo interno.

Además del uso para obtener tintes de Opuntia ficus indica y O. streptacantha, también se extraen sus frutos dulces. Opuntia joconostle proporciona un fruto agrio (xoconostle) que se utiliza en la gastronomía mexicana.

Las pencas de estas cactáceas contienen cerca del 92 por ciento de agua, del cuatro al seis por ciento de carbohidratos y un por ciento de proteína. Trabajos recientes describen con detalle la composición de los nopales, particularmente del O. ficus-indica y reportan que además de los grupos de minerales, micro y macromoléculas ya conocidos, aportan a la alimentación una gran cantidad de compuestos bioactivos (ácidos grasos poliinsaturados, poliosa, fitoesteroles, vitaminas, tocoferoles y polifenoles), todos ellos de gran valor en el apoyo al tratamiento de numerosas enfermedades.

Adicionalmente, la gran cantidad de fibra, tanto soluble como no soluble, hace que el nopal sea de una gran utilidad nutracéutica.

En la ganadería rural las opuntias también se utilizan como forraje o alimento para el ganado, especialmente en época de sequía o durante el invierno. Las dos especies más favorecidas para estos fines son Opuntia ficus indica y O. robusta.