Unión Europea.

 

Un proyecto de la UE, iniciado en 2022, lleva a cabo la modelización digital de los océanos para prevenir los efectos del cambio climático a través de gemelos digitales. El sistema que alcanzará la escala planetaria en un año tiene diversas aplicaciones, desde mejorar las condiciones del litoral para los moluscos en Irlanda, hasta preservar las costas turísticas de las Islas Baleares.

Los océanos cuentan ahora con un gemelo digital en el proceso de creación de réplicas virtuales de la Tierra, apoyando a científicos marinos, prediciendo desastres naturales y satisfaciendo la curiosidad pública sobre sus misteriosas profundidades.

«Lo hacemos para proteger y restaurar la salud de nuestros océanos. Sólo si los comprendemos bien podremos protegerlos», dijo este jueves la comisaria europea de Innovación e Investigación, Iliana Ivanova, en la presentación del Gemelo Digital del Océano de la Unión Europea.

El proyecto, que está aún en fase de pruebas y concluirá en 2030, cuenta con mucho músculo computacional, respaldado con 10 millones de euros de fondos comunitarios para crearlo y otros 15 millones al año para evolucionarlo.

Su tarea consiste en trasladar las herramientas de modelización digital de vanguardia a los ecosistemas de agua salada, para ayudar con ciencia y datos a pescadores, académicos o políticos.

«Está diseñado para aprender, evolucionar», subrayó la comisaria, que animó a los ciudadanos a zambullirse en ese mundo acuático construido a partir de ingentes paquetes de datos.

Algas, plásticos y tortugas

El oceanógrafo belga de Mercator Ocean International, Simon Von Gennip, explicó que ha creado una aplicación para combatir los plásticos marinos que, en el mar, ocupan una superficie equivalente a Bélgica. Las proyecciones auguran que ese manto de basura duplicará su extensión para 2030.

«Podemos simular el camino del plástico una vez en el océano», comentó el científico sobre esta herramienta para rastrear deshechos que los seres humanos tiran al mar y predecir su comportamiento con base a las mareas, el viento o las corrientes submarinas.

El 40 % de la población mundial vive en zonas costeras y su degradación implicará un empeoramiento en sus condiciones de vida, premisa que ha servido al instituto científico alemán Hereon, para proyectar simulaciones de praderas de pastos marinos que puedan servir como barreras para limitar la erosión del litoral y además, capturar CO2, explicó la coordinadora científica Kelli Johnson.

La fotocopia digital de las profundidades marinas, también permite simular olas de calor o visualizar interactivamente la dispersión de tortugas juveniles desde diferentes playas de anidación y los datos oceanográficos asociados, lo que servirá para comprender mejor cómo se comportan estos reptiles en un entorno marino cambiante, debido al cambio climático y los impactos antropogénicos para dichos animales.

«Sabemos que tenemos que actuar urgentemente para restaurar nuestros océanos. No sabemos muchas de las cosas que deberíamos saber para actuar adecuadamente», resumió el máximo responsable de la Misión de la UE para «Restaurar nuestros océanos y aguas», Pascal Lamy.

El exdirector general de la Organización Mundial del Comercio (OMC), agregó que acceder a este conocimiento llevaría varias décadas más con la tecnología que llevamos usando desde hace 150 años.

«Y sabemos que sería demasiado tarde», dijo Lamy sobre una herramienta diseñada para ayudar a preservar la buena salud de los ecosistemas marinos.

Familia numerosa

La familia de gemelos digitales del planeta azul va creciendo, pues, la réplica oceánica se suma a las dos primeras copias virtuales terrestres que la Comisión Europea presentó este mismo lunes para simular los efectos del cambio climático, una suerte de bola de cristal tecnológica con una precisión sin precedentes, generada gracias a la super computación y a la inteligencia artificial.

El proyecto «Destino la Tierra», ubicado en el centro de datos del superordenador LUMI, de la localidad finlandesa de Kajaani, ha sido desarrollado desde 2021 con una inversión inicial de más de 200 millones de euros, a los que se sumarán otros 168 millones en los dos próximos años.

Las modelizaciones que genere, suministrarán información para los sectores más afectados por el cambio climático, además, permitirán simular y predecir fenómenos complejos que afectan a la agricultura, la silvicultura, las energías renovables y el agua.