Por: Camilo Cortés- Useche, PhD.
No sé qué tenía ese monte lúgubre que cuando me adentraba sentía miradas oscuras hasta de los pocos ramales esqueléticos que asomaban por las vías. No es que quiera empezar la historia con un tono inquino, simplemente es que aquel sitio desgarrado por mandíbulas de hierro colosales, me hacía presenciar personalmente la amargura de muchos románticos de la naturaleza.
Una vez caminabas algunos pasos entre el lodo, los escombros e inmundicia, algunos lacayos parecían adorar los nuevos ornamentos de la madre selva; el ruido y el calor eran insoportables en lugar de notas frescas entre las caobas o ceibas, los sonidos eran golpes de acero y sierras motorizadas incesantes. Los rayos de sol rebotando contra la chatarra y el cemento hacían encender la sensación térmica de una forma abrumadora.
El color verdolaga que irradiaba el lugar, ahora había sido modificado ingeniosamente por un lánguido gris. En el aire se levantaba un macizo polvorín blanquecino que te cegaba y asfixiaba por unos instantes. Rocas partidas y amontonadas en los manantiales y lagunas, inevitablemente secaban por completo el paisaje y espantaban a las indefensas criaturas nativas.
Nada sería como antes de su inexorable mística de vida. Sus mejores años quedarán en el olvido humano, en el afán de evolución e incluso de mal llamada reparación, entre el discurso trivial y las falsas promesas que vienen de arriba.
A nosotros, los que caminamos perdidos en ese jardín sombrío, solo nos queda la prudencia de creer en las semillas que todavía a nuestros ojos podemos ver en el Edén. Siguiendo la trocha en dirección al corazón, divisé entre el agua, poderosas raíces de árboles que se aferraban, desdoblándose entre la fuente de vida como cualquier inocente convencido.
He querido escribir esta historia a propósito del Día Mundial del Agua, celebrado el 22 de marzo de cada año, donde se destaca la importancia del agua y se aboga por su gestión sostenible, en línea con el Objetivo de Desarrollo Sostenible 6 de la ONU para garantizar agua y saneamiento en el año 2030. En 2024, el enfoque se centra en «Agua para la prosperidad y la paz», liderado por la UNESCO y la Comisión Económica de las Naciones Unidas para Europa en colaboración con la ONU.
La gestión sostenible del agua genera múltiples beneficios que conducen a la prosperidad y promueven la paz. La distribución equitativa de estos beneficios es fundamental, especialmente dado que más del 40% de la población mundial vive en cuencas fluviales transfronterizas.
Cada año, en el Día Mundial del Agua, se presenta un Informe Mundial de las Naciones Unidas sobre el Desarrollo de los Recursos Hídricos, proporcionando herramientas para políticas de agua sostenibles. Este informe está coordinado por el Programa Mundial de la UNESCO de Evaluación de los Recursos Hídricos.
La UNESCO contribuye a estas celebraciones a través de su Programa Hidrológico Intergubernamental, que trabaja para fortalecer el conocimiento científico sobre la gestión sostenible del agua.
El Informe Mundial de las Naciones Unidas sobre el Desarrollo de los Recursos Hídricos 2024 destaca cómo la gestión equitativa y segura del agua es fundamental para la prosperidad y la paz, mostrando las complejas relaciones entre estos aspectos y su impacto en la seguridad hídrica.
La conclusión principal del Informe Mundial de las Naciones Unidas sobre el Desarrollo de los Recursos Hídricos 2024, es que el desarrollo y mantenimiento de un futuro hídrico seguro y equitativo son fundamentales para la prosperidad y la paz para todos. Destaca cómo la pobreza, la desigualdad, las tensiones sociales y los conflictos pueden amplificar la inseguridad hídrica, y subraya la importancia de abordar de manera integral la gestión sostenible del agua para enfrentar estos desafíos.
El informe resalta las complejas relaciones interrelacionadas entre la gestión sostenible del agua, la prosperidad y la paz, y cómo el progreso en una dimensión puede tener repercusiones positivas en las demás. En este sentido, hace un llamado a la acción para fortalecer los esfuerzos de cooperación internacional, el diálogo y la implementación de políticas efectivas para garantizar un acceso equitativo al agua y promover la paz y la estabilidad a nivel mundial.
Usted lector tiene el poder sentir la brisa y saciar la sed, así qué sigo pensando que para algunos es un juego avivado por el poder, mientras que para otros es el momento de despertar y olvidar las farsas, lector sigue tu sendero y busca la verdadera prosperidad.
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Camilo Cortés- Useche es biólogo Marino. Maestro en Manejo de Ecosistemas Marinos y Costeros, con doctorado e investigación postdoctoral en el área de las Ciencias Marinas. Su trabajo en el campo de la gestión y ecología marina en la República Dominicana le valió el reconocimiento del “Premio Dr. Alonso Fernández González 2020” a las Mejores Tesis de Posgrado del CINVESTAV en la Categoría Doctorado. Innovador de la sostenibilidad, científico y distinguido por sus aportes en la conservación de la naturaleza. Durante los últimos años ha liderando coaliciones para un modelo resiliente al cambio climático basado en la ciencia, con una idea firme del desarrollo social justo.
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