Por: Walter Alberto Pengue
“El ecodesarrollo se concibe como la gran herramienta teórica para articular desarrollo y conservación, progreso y calidad de vida” (1985)
Margarita Marino de Botero
(Ecodesarrollo: El pensamiento del decenio (págs. 486-491) en Marino, M. & Tokatlian, J. Ecodesarrollo: El pensamiento del decenio Bogotá: PNUMA). Experta de renombre mundial y promotora global del concepto de desarrollo sostenible. Una especie, lleva su nombre: Lepanthes margaritamarinoana, orquídea del Parque Nacional Natural Los Farallones de Cali .
Quizás con un menor predicamento que el cambio climático, la biodiversidad viene ocupando cada día más un espacio en las preocupaciones de la sociedad global. La pérdida de especies y la cancelación de los servicios ecosistémicos vinculados, atentan en forma directa sobre el estilo civilizatorio de la especie humano.
Es imposible pensar a futuro, una estabilización del actual andarivel de la civilización si no logramos una mejora sustantiva en la adecuada gestión de los recursos biológicos. Pensados incluso, desde la propia lógica de una generación actual humana tan egoísta y su perpetuidad en sus futuras generaciones. Aún así, los esfuerzos por la conservación y la mejora de los ecosistemas del planeta están aún bajo amenaza de desaparición.
Desde las metas de Aichi (Protocolo de Nagoya) hasta los objetivos del Marco Mundial de la Biodiversidad Kunming-Montreal, algo hemos avanzado. Pero poco.
El Marco mundial de la diversidad biológica pretende responder al Informe de la evaluación mundial de la diversidad biológica y los servicios de los ecosistemas publicado por la Plataforma Intergubernamental Científico-Normativa sobre Diversidad Biológica y Servicios de los Ecosistemas (IPBES) en 2019, a la quinta edición de la Perspectiva Mundial sobre la Diversidad Biológica y a muchos otros documentos científicos que proporcionaron amplias evidencias de que, a pesar de las iniciativas en curso, la diversidad biológica se está deteriorando en todo el mundo a un ritmo sin precedentes en la historia de la humanidad.
El Marco mundial Kunming-Montreal de la diversidad biológica, basándose en el Plan Estratégico para la Diversidad Biológica 2011-2020, sus logros, deficiencias y lecciones aprendidas, así como en la experiencia y los logros de otros acuerdos ambientales multilaterales relevantes, estableció un ambicioso plan para poner en marcha una acción de base amplia que resulte en la transformación de la relación de nuestra sociedades con la diversidad biológica para 2030, en consonancia con la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible y sus Objetivos de Desarrollo Sostenible, y lograr hacer realidad para 2050 la visión compartida de vivir en armonía con la naturaleza (CBD 2024 a).
Este concepto del Marco Mundial de la Biodiversidad mantiene la Visión 2050 de “Vivir en armonía con la naturaleza” fue adoptado en 2010 como parte del Plan Estratégico para la Diversidad Biológica 2011-2020.
Para la consecución de la Visión, el Marco mundial incluyó cuatro objetivos de largo plazo (2050), que están centrados en la conservación y en el uso sostenible de la biodiversidad, en el acceso a los recursos genéticos de la biodiversidad y al reparto justo y equitativo de los beneficios que estos generen junto con la financiación de todas las medidas necesarias en favor de la biodiversidad (Ver Plumas del mes anterior).
Los ODSs tienen 17 metas u objetivos primordiales. El Marco Mundial tiene 23 metas orientadas a la acción para adoptar medidas urgentes en el decenio hasta 2030. Entre estas metas a alcanzar dentro de tan sólo los próximos seis años, se incluyen lo siguiente:
- La conservación y gestión efectiva del 30% de la superficie terrestre y de la superficie marina, mediante una red de áreas protegidas;
- Evitar cualquier extinción de especies amenazadas, debido a causas humanas;
- Promover una planificación espacial favorable para la biodiversidad en todo el territorio;
- Reducir la contaminación, incluyendo la reducción del riesgo del uso de agroquímicos de alta peligrosidad al menos a la mitad, así como promover la disminución y vaciamiento de los nutrientes del suelo y su liberación al medio ambiente, también a la mitad;
- Atacar la cuestión de las Bioinvasiones, estos es eliminar, minimizar y reducir los impactos derivados de las especies exóticas invasoras, a través de la identificación y gestión de las vías de entrada de especies alóctonas, reduciendo al menos a la mitad las tasas de introducción y establecimiento de estas especies;
- Abordar claramente la situación del cambio climático y minimizar su impacto sobre la biodiversidad y promover la adaptación, mitigación y reducción de riesgos de desastres mediante soluciones basadas en la naturaleza.
- La plena integración de la biodiversidad en las políticas sectoriales, en especial de los sectores con mayor impacto para la biodiversidad como la agricultura, la pesca, la gestión forestal y la acuicultura.
- Actuar intensamente sobre la financiarización y promover la movilización de recursos de todas las fuentes, domésticas e internacionales, públicas y privadas, para la financiación necesaria para la ejecución del marco mundial.
- Identificar, eliminar y revertir los incentivos y subsidios perjudiciales para la biodiversidad.
- Lograr la participación justa y equitativa en los beneficios que se deriven de la utilización de los recursos genéticos y de la información digital sobre secuencias de recursos genéticos.
Al respecto del sostenimiento de la biodiversidad, dos miradas, aún algo antagónicas se han presentado (Pengue 2023). Una que critica cualquier aspecto que se vincule con la mercantilización de la naturaleza y sus servicios.
Y otra, que resalta que sin recursos financieros adecuados y una transición veloz hacia un camino sostenible con el foco en la naturaleza, será imposible sostener el modelo civilizatorio. De una forma u otra, ambas miradas articulan en la idea que es imprescindible cambiar drásticamente el actual camino que la humanidad está encarando.
La pérdida de la biodiversidad tiene un valor agregado adicional en la preocupación regional. O debería tenerlo. Y esto es, aquél vinculado con el Cambio de Uso del Suelo (CUS o LUC en inglés). Este es uno de los principales factores de transformación que impactarán directamente sobre las formas en que utilizamos genuinamente nuestros recursos.
Y también, claramente, en las transferencias Norte-Sur de pasivos ambientales globales, vinculados con esta expansión que amenaza a las principales estructuras ambientales regionales. La presión de Las Pampas sobre el Gran Chaco Gualamba, la sistematización del Pantanal, la savanización de los Cerrados y sus presiones sobre la Amazonia, deberían hacer reflexionar más profundamente sobre los impactos aditivos, cuya irreversibilidad y la consiguiente pérdida de especies, están intrínsecamente relacionados.
Cuando a este cambio de uso del suelo, que impacta a través de la deforestación y por lo tanto la consiguiente y segura desaparición de especies nativas, le sumamos los impactos del cambio climático, el cóctel del que alertamos los científicos, se muestra explosivo.
El tema está en la agenda mundial. Posiblemente alejado aún de la prensa cotidiana en nuestros países del Sur. Pero sí, en la preocupación de los científicos y algunos decisores de políticas públicas. Este año se desarrollará en América Latina la Conferencia de las Partes del Convenio sobre la Diversidad Biológica, conocida como la COP16, entre el próximo 21 de octubre hasta el 4 de noviembre, en la ciudad de Cali, en el hermoso valle del Cauca, en Colombia (CBD 2024 b).
La COP16 conocida como la Conferencia de las Partes (COP) es el espacio de más alto nivel y convocatoria mundial para la discusión y negociación del Convenio sobre la Diversidad Biológica (CDB) de las Naciones Unidas. Un acuerdo que fue firmado en 1992 en Río de Janeiro y que fue ratificado por casi 150 países. En esta Cumbre se espera la participación de casi 200 gobiernos.
Esta COP16 ha tomado para sí, un lema que los ambientalistas de todo el mundo han forjado desde la raíz: “Haciendo las paces con la Tierra”. Una obra, que también se plasmó en la escritura a través de la reconocida ecofeminista Vandana Shiva con su premonitor título de “Making Peace with the Earth” (Shiva 2012). Una demanda que el sector ambiental viene haciendo hace décadas, tanto al mundo del consumismo exacerbado como al negocio de la guerra.
La flor de Inírida (que representa a dos especies: Guacamaya superba y Schoenocephalium teretifolium) será el emblema de esta COP16. Una especie endémica de los cerros de Mavecure, en el departamento de la amazónica Guainía colombiana representa mucho, para esta Cumbre.
Lo más hermoso, surgiendo en tierras yermas, entre pajonales casi sin nutrientes y sin afectarse por sequías o inundaciones. Resiliencia al extremo. Una resiliencia y una perseverancia por el cambio profundo, que necesita la sociedad global y su tan golpeada naturaleza. Ojalá, francamente, sea el momento inicial de hacer la Paz con la Tierra y de paso también, entre Nosotros…
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