Argentina.
El tesón y la habilidad de científicos argentinos permite monitorear la vida de los pingüinos y otras especies del sur del país, luego de instalar cámaras y conexión a internet en islas remotas, sin molestar a las aves y tomando datos vinculados a la incubación y crianza de los pichones en vivo y en directo, incluso durante la noche.
La base operativa de los investigadores está ubicada en la pequeña localidad costera de Camarones, a unos 1.490 kilómetros al sur de Buenos Aires, la capital del país. La tarea científica se lleva a cabo cerca de allí, en el Parque Patagonia Azul, sobre las costas de la provincia de Chubut, una de las regiones más biodiversas del mar argentino.
Flavio Quintana, investigador superior del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (Conicet), explicó que se trata de un proyecto que lleva ya algunos años, pero que este año incorporó una nueva metodología, una tecnología diferente, que es el monitoreo remoto de colonias de aves marinas.
Entre estas aves se destacan el pingüino de Magallanes, un ave no voladora que solo sale a tierra para nidificar; el cormorán imperial, que a diferencia del pingüino es un ave voladora y al igual que este bucea en búsqueda de peces que constituyen su dieta; y el petrel gigante del sur, que es la especie de petrel más grande del mundo y se alimenta principalmente de carroña, es decir, de restos de animales muertos.
Los científicos, integrantes del Laboratorio de Ecología de Predadores Tope Marinos del Conicet, con la colaboración de la Fundación Rewilding Argentina, y el auspicio del Gobierno de la provincia de Chubut, instalaron conexión a internet y cámaras de video en tres islas: Tova, Tovita y Robredo.
“Nuestro grupo de trabajo se caracteriza por estudiar el comportamiento de aves y mamíferos marinos en el mar, esto es cuando están obteniendo alimento en el mar, y para eso nos caracterizamos por utilizar tecnología de punta, para registrar cada uno de los movimientos, los buceos, el gasto de energía, la captura de presas siempre con el uso de la tecnología. Este año lo que incorporamos es otra tecnología, que se trata de cámaras que transmiten en vivo, en ‘streaming’, desde los sitios reproductivos, desde las colonias reproductivas”, resaltó Quintana.
El científico resaltó que la labor se realiza sin causar molestia o distracción a las aves, con seis cámaras, las que están distribuidas a razón de dos por especie y por isla.
“Esto nos da una ventaja importante, en el sentido de que nos permite monitorear colonias y especies que son muy pocos accesibles, principalmente aquellas colonias de aves marinas que se encuentran en islas que están un poco alejadas, y colonias que están dentro de un parque interjurisdiccional marino costero”, destacó Quintana.
En virtud de la tarea de los investigadores, desde este año la comunidad científica, al igual que el público en general, puede observar el desarrollo de las temporadas reproductivas del pingüino de Magallanes, el cormorán imperial y el petrel gigante del sur, en particular el comportamiento de estas aves mientras incuban y crían a sus pichones en condiciones naturales.
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