La Habana, Cuba.
Los cubanos acuden de manera masiva, como cada año, a la Fortaleza de San Carlos de La Cabaña, sede hasta el próximo domingo de la 32 Feria Internacional del Libro de La Habana (FIL Cuba 2024).
Miles de personas de todas las edades aprovechan las agradables temperaturas del benigno invierno cubano y recorren las instalaciones de la vetusta fortaleza en busca de las novedades editoriales presentes en el mayor evento cultural del país, inaugurada hace una semana.
Reconocidos intelectuales cubanos y extranjeros se confunden con las familias que recorren La Cabaña, una fortaleza del Siglo XVIII construida por la metrópoli española sobre la orilla oriental de la bahía de La Habana, y que desde hace tres décadas es sede habitual de la FIL Cuba.
La masiva concurrencia para adquirir libros físicos resulta una imagen singular en una época en que las nuevas tecnologías van imponiendo la lectura en formato digital.
«Yo creo que independientemente de que esas nuevas tecnologías han cristalizado en buena parte de la población lectora del mundo entero, es muy difícil prescindir de los libros para una generación que está acostumbrada a manosearlos, a olerlos, a verlos como una obra plástica», dijo el novelista y poeta cubano Frank Padrón.
Consideró que el hecho de que a pesar de las carencias materiales en Cuba y de las carencias de papel la Feria haya dispuesto una parcela de libros impresos, implica que el público lector sigue apostando por ese formato.
«Es una manera de que se active esa pasión por la lectura que siempre tuvo el cubano y que lamentablemente las nuevas generaciones no encuentran», afirmó el intelectual.
Muchas personas llegan sin un propósito definido, solo por el gusto de hallar algún nuevo texto de la temática de su preferencia, como es el caso de Lourdes Ramos, una contadora que trabaja en un emprendimiento privado.
«Siempre vengo a La Cabaña en tiempos de Feria y siempre me llevo algún libro a casa, además de disfrutar las hermosas vistas de la ciudad que se aprecian desde aquí», explicó Ramos.
Algunos de los más jóvenes a veces tienen una primera experiencia en la Feria, como Yerlin González y sus amigos Andy Fonseca, Jeremy Guerra y Kevin Rodríguez, quienes visitan por primera vez el mayor evento editorial del país.
Pero también los niños son protagonistas de la Feria, donde varios pabellones están dedicados a la literatura infantil y atraen a muchos en busca de libros de aventuras, diccionarios y textos de historia y geografía.
Unos tres millones de libros en papel y unos 2.000 en versión digital forman parte de la propuesta del Instituto Cubano del Libro, que incluye un millar de nuevos títulos en ambos formatos.
Otra buena propuesta en la Feria es la de Brasil, que por segunda vez acude como País Invitado de Honor, y exhibe unos 6.000 libros en español sobre literatura, ciencias sociales y políticas, muchos de los cuales serán donados a instituciones académicas y de enseñanza de Cuba.
La Feria tiene 17 subsedes en barrios habaneros y al concluir el próximo domingo, a partir de marzo tendrá ediciones en todas las provincias y el Municipio Especial de la Isla de la Juventud.
FIL Cuba 2024 tiene como tema central «Leer es construir identidad», lema que, según los organizadores, evidencia la voluntad de promover la lectura como una de las principales actividades para la formación de la conciencia individual y colectiva y de un auténtico pensamiento crítico.
El mayor evento editorial del país está dedicado este año a los cubanos Isabel Monal, investigadora e intelectual, y Francisco López Sacha, escritor y profesor.
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