Michigan, Estados Unidos.

Las mujeres de mediana edad expuestas a metales tóxicos podrían tener menos óvulos en los ovarios a medida que se acercan a la menopausia, según una nueva investigación publicada en The Journal of Clinical Endocrinology & Metabolism.

El estudio, basado en los datos de orina de más de 500 mujeres de Estados Unidos hasta diez años antes de su último periodo menstrual, mostró que la reserva ovárica de las mujeres que tenían altos niveles de metales en la orina era menor que la de otras mujeres de esa edad.

Todas las mujeres nacen con una reserva ovárica, un número limitado de óvulos que se almacena en los ovarios y que se van liberando en los periodos menstruales hasta agotarse en la menopausia.

No obstante, antes de la menopausia, las mujeres pasan unos años de transición en los que pueden experimentar alteraciones en el ciclo, sofocos o sudores nocturnos. Este periodo empieza entre los 45 y los 55 años y dura unos siete años.

Diversos estudios habían relacionado los metales pesados con el envejecimiento reproductivo de la mujer y la disminución de la reserva ovárica.

Los metales pesados como el arsénico, el cadmio, el mercurio y el plomo se encuentran habitualmente en el agua potable, el aire y los alimentos, y se consideran alteradores endocrinos.

La exposición generalizada a las toxinas de los metales pesados puede tener una gran repercusión en los problemas de salud relacionados con el envejecimiento más precoz de los ovarios en mujeres de mediana edad, «como sofocos, debilitamiento óseo y osteoporosis, mayores probabilidades de cardiopatías y deterioro cognitivo», explica el autor del estudio, Sung Kyun Park, de la Universidad de Michigan en Ann Arbor (Michigan).

El estudio relacionó la exposición a metales pesados con niveles más bajos de hormona antimülleriana (HAM) en mujeres de mediana edad, que indica aproximadamente cuántos óvulos quedan en los ovarios de una mujer. «Es como un reloj biológico de los ovarios que puede indicar riesgos para la salud en la mediana edad y en etapas posteriores de la vida», apunta Park.

Para hacer el estudio, los investigadores estudiaron a 549 mujeres de mediana edad del Study of Women’s Health Across the Nation (SWAN) que se encontraban en la transición a la menopausia y presentaban indicios de metales pesados -como arsénico, cadmio, mercurio o plomo- en sus muestras de orina.

Al analizar los datos de los análisis de sangre de HAM de hasta 10 años antes de los últimos periodos menstruales de las mujeres, descubrieron que las mujeres con niveles más altos de metales en la orina eran más propensas a tener niveles más bajos de HAM, un indicador de la disminución de la reserva ovárica.

«Los metales, como el arsénico y el cadmio, tienen propiedades de alteración endocrina y pueden ser potencialmente tóxicos para los ovarios», afirma Park.

No obstante, los autores reconocen que hace falta más estudios en población más joven «para comprender plenamente el papel de las sustancias químicas en la disminución de la reserva ovárica y la infertilidad», concluye Park.