Por: Camilo Cortés- Useche (Colombia).
En la barra del restaurante, detrás del elegante maître vestido de negro, estaba una blanca mujer que parecía de paso. En sus ojos reflejaba el brillo necesario para un lugar oscuro y apagado como ese. A pesar de su corta edad, cargaba en sus brazos y espalda tatuada la experiencia de miles de kilómetros recorridos cargados de ilusiones y fórmulas mágicas para el buen servir.
En la mesa de la esquina, una comensal con aspecto peculiar, de cabellos rabiosos y de color negro azabache, esperaba impacientemente su servicio hace horas. Silenciosa y observadora de la situación que se presentaba a sus espaldas, durante una noche ruidosa y donde el tiempo era complaciente, aquella mujer fue testigo de las voz sórdida e impía de aquel hombre alto de esmoquin y de bigote blanco bien acicalado, en contraste con las tibias réplicas diáfanas de la rubia también vestida de negro que intentaban mantener el silencio y como una golondrina blanca pensar solamente en tierra firme.
Él maître había dejado soltar por su boca improperios sobre la cultura viva del lugar y la biodiversidad exótica donde se asentaba el restaurante. Dejando a un lado el valor de lo ancestral y el respeto por la naturaleza, la mujer de la esquina sin reparo alzó la voz y con su picante actitud pero auténtica, replicó a aquel hombre sobre el respeto a la cultura, a la mujer y a las costumbres de su tierra, en una muestra de solidaridad y de goce por la vida, dejando en el ambiente una sensación de festejo por vivir en esas tierras y otra con el deseo de salvación en una dinastía acogedora.
Esta historia de sabores sociales y conductuales, me hizo reflexionar sobre el El XXV Congreso Internacional de la Red de Fondos Ambientales de Latinoamérica y el Caribe (RedLAC 2023), realizado en Cusco (Perú) haces unos días, donde se estableció una serie de nuevos desafíos y compromisos para mitigar los impactos del cambio climático a nivel regional y global. Entre ellos, se destacó la búsqueda de alianzas para impulsar propuestas financieras para la conservación de la biodiversidad y la inclusión de las mujeres indígenas en el acceso a dichos fondos internacionales.
En las reuniones del 23 al 25 de octubre, comensales, funcionarios, empresarios y 350 especialistas en gestión de fondos climáticos de 35 países subrayaron la necesidad urgente de incrementar los platillos a modo de inversiones para la conservación y promover prácticas sostenibles.
Se enfatizó la importancia de movilizar rápidamente estos recursos hacia los territorios más vulnerables y generar impactos a través de proyectos que fortalezcan la protección del medio ambiente. Además, según la UNESCO se destacó el rol de los pueblos originarios y el valor de los conocimientos ancestrales para la conservación de la biodiversidad y la adaptación al cambio climático.
Por otro lado, la participación de UNESCO también tuvo como objetivo fomentar el diálogo en torno al aumento de la carta en mecanismos de financiamiento directo para los pueblos indígenas, tal como se mencionó en acuerdos recientes, el Marco Kunming-Montreal de Biodiversidad Global de 2022 / Convención de Diversidad Biológica, donde se citó textualmente: “Los pueblos indígenas tienen derecho a proteger y desarrollar su patrimonio cultural; así como, sus conocimientos, ciencias, tecnologías y expresiones culturales, incluidos los recursos humanos y genéticos, semillas y medicinas”.
Para el cierre del banquete, en un esfuerzo conjunto por fortalecer la participación de los pueblos indígenas y comunidades locales en las intervenciones de protección de biodiversidad y adaptación al cambio climático, UNESCO y PROFONANPE firmaron un Memorando de Entendimiento con el lema de: “Trabajaremos juntos en diseñar e implementar acciones más eficientes buscando nuevas formas de justicia ecológica”.
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Camilo Cortés- Useche es biólogo Marino. Maestro en Manejo de Ecosistemas Marinos y Costeros, con doctorado e investigación postdoctoral en el área de las Ciencias Marinas. Su trabajo en el campo de la gestión y ecología marina en la República Dominicana le valió el reconocimiento del “Premio Dr. Alonso Fernández González 2020” a las Mejores Tesis de Posgrado del CINVESTAV en la Categoría Doctorado. Innovador de la sostenibilidad, científico y distinguido por sus aportes en la conservación de la naturaleza. Durante los últimos años ha liderando coaliciones para un modelo de resiliente al cambio climático basado en la ciencia, con una idea firme del desarrollo social justo.
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