Italia.
La histórica sequía que vive el río Po, el mayor y más caudaloso de Italia, amenaza con graves consecuencias para todo el país, dada su enorme influencia en la economía italiana.
Su cuenca representa el 35% de la agricultura, el 55% de la ganadería, el 55% de la hidroelectricidad. Tras las pérdidas agrícolas de unos 6 mil millones de euros el año pasado, según las asociaciones de ganaderos y agricultores, el próximo verano se presenta aún más complicado.
En los últimos 30 años, la disminución de las precipitaciones ha reducido el caudal medio en un 20% durante el año y un 45% en verano. La sequía ya obligó el verano pasado a reducir drásticamente el uso del agua del Po, para riego y para consumo, algo que se repetirá este año, aunque se trata solo de parches ante el problema de fondo: el cambio climático.
“No tenemos indicaciones de si esto concluirá con otro año desdichado y ya está, o estamos andando hacia una carencia de agua generalizada”, dijo Gian Luigi, investigador.
La Confederación Hidrográfica del Po, que alertó de la situación de sequía extrema, trabaja en medidas como el retorno del curso del agua a su estado natural, la gestión de la vegetación en el cauce o la vigilancia y control de los terraplenes. Su importancia se traduce también en que las regiones de Lombardía y Piamonte producen el 93% del arroz de Italia.
En una zona donde también es importante el cultivo de maíz, que también necesita enormes cantidades de agua, la crisis aconseja reducir el riego. Como posible solución el investigador Luigi Rossi apuntó a dirigirse hacia cultivos más tropicales.
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