Chile. 

Carlos Torres tiene 11 años y desde hace apenas unos meses usa una tableta electrónica prestada con la que estudia en el Colegio Los Héroes de Yungay, en el barrio de La Granja, uno de los más deprimidos de Santiago de Chile.

“Aprendemos más y vamos retomando lo que no hicimos en tercero, ya que estuvimos en pandemia”; dijo el estudiante. 

La tableta fue donada por la Fundación Profuturo, integrada por la multinacional española Telefónica y La Caixa, entidad bancaria catalana.

Forma parte de una maleta con la que la institución promueve la educación del siglo XXI en más de 40 países del mundo, con el objetivo de acortar esa brecha social que impide la igualdad de oportunidades.

Elisabet Olivar, profesora del colegio, comentó:

“Somos una escuela vulnerable, donde los niños son de escasos recursos. Tener una tablet para ellos es una maravilla. Y nosotros también, como ser un colegio público, no contamos con recursos tan automáticamente que lleguen así fácilmente.

Entonces este aporte de Profuturo ha sido maravilloso porque nos ha permitido a nosotros hacer clases más interactivas, clases más modernas, si se quiere decir de alguna forma, pero es como algo más amigable. Los chiquillos generalmente me dicen que es como jugar y aprender”.

Una distancia socioeconómica que es especialmente acusada en Chile, un país avanzado en el que, sin embargo, la educación de calidad, tanto en primaria como en secundaria, es patrimonio casi exclusivo de los colegios privados, en su mayoría religiosos, al alcance de un porcentaje reducido de la población.