Rio de Janeiro.
La iniciativa brasileña para incluir en la ciencia a las niñas de escuelas de bajos recursos de Río de Janeiro es la ganadora de la edición 2022 del premio “Inspirando Mujeres en la Ciencia” en la categoría Divulgación Científica. Este reconocimiento, dotado de US$ 50.000, es otorgado por la revista Nature en colaboración con The Estée Lauder Companies para fomentar que niñas y mujeres jóvenes se involucren en materias STEM, que incluyen ciencias naturales, tecnología, ingeniería, matemáticas y medicina
“Hay una chica en el circuito” (“Tem Menina no Circuito”), fue creado en 2013 por profesores de física de la Universidad Federal de Río de Janeiro (UFRJ), con el objetivo de que las niñas disfruten de las ciencias exactas y la tecnología.
El proyecto incluye actividades prácticas semanales para jóvenes de 12 a 18 años que se dictan en las escuelas, en un ambiente exclusivo para niñas. Las actividades —como talleres de circuitos eléctricos en medios alternativos— combinan materiales de bajo costo y componentes electrónicos, y buscan sacar a relucir los aspectos lúdicos y creativos de la ciencia.
También se realizan visitas a universidades, centros de investigación y museos, conferencias de mujeres investigadoras y otras actividades para empoderar a las niñas. Actualmente, 200 jóvenes participan en el proyecto; otras 200 ya han participado en ediciones anteriores.
“’Hay una chica en el circuito’ cumple diez años de fundación el año que viene y estamos muy contentos con este reconocimiento internacional”, dijo a SciDev.Net Thereza Paiva, una de las coordinadoras del proyecto y docente de la UFRJ.
Según ella, “es especialmente importante para nosotros, en un momento como el que estamos viviendo en Brasil, con recortes presupuestales para la ciencia y para la universidad, y también a nivel mundial, donde observamos el aumento del negacionismo, recibir un premio como este”. Paiva espera que el premio sea un incentivo para que todas las niñas que participan y que ya han participado en “Hay una chica en el circuito” se sientan aún más motivadas a disfrutar de la ciencia.
Gabriella Galdino, quien participó de la primera promoción en 2014, comentó a SciDev.Net que estudió en la Escuela Alfredo Neves, en Nova Iguaçu, donde el acceso al mundo universitario era muy limitado.
“Siempre me han gustado las ciencias exactas, pero la física tiene mala reputación entre los estudiantes de secundaria”, dijo a SciDev.Net. “El proyecto me hizo mirar la física con otros ojos y también me mostró que el mundo universitario era accesible”, agregó.
Luego de participar en el proyecto, Galdino cursó la licenciatura en Física y, durante la graduación, fue monitora de la iniciativa. Actualmente tiene 24 años, es licenciada y enseña física en Secundaria en tres escuelas.
Según Gabriela Reznik, investigadora especializada en temas de género que analizó el proyecto en su tesis doctoral y otros con objetivos similares, “Hay una chica en el circuito” es una inspiración para muchas iniciativas que se han desarrollado en la última década con foco en estimular y promover la autoconfianza de mujeres jóvenes de escuelas públicas en ciencias exactas, en su mayoría mujeres negras y que viven en zonas de vulnerabilidad social.
“El merecido reconocimiento internacional muestra cómo se deben seguir valorando iniciativas como esta, destacando la importancia de la educación y la divulgación científica para poner a la equidad y a la inclusión en el centro de sus prácticas”, dijo a SciDev.Net.
Reznik afirmó: “Al investigar las experiencias y percepciones de mujeres jóvenes que participaron en proyectos dirigidos a la equidad de género en el estado de Río de Janeiro, notamos que proyectos como “Hay una chica en el circuito” ayudaron a las mujeres jóvenes a afirmar sus intereses y habilidades, valorando y reconociendo sus habilidades y experiencias, promoviendo metodologías activas de enseñanza y favoreciendo la construcción de un sentido de pertenencia al espacio académico”.
Para Reznik, contar con espacios inclusivos para las mujeres, en los que se sientan seguras y puedan verse representadas en la figura de otras mujeres investigadoras en diferentes momentos de formación, es fundamental para construir ese sentido de pertenencia, de manera de romper y transformar las estructuras dominantes de la producción del conocimiento científico.
Y concluyó: “A través de un grupo focal con jóvenes involucradas vimos que el proyecto repercute tanto en el desempeño de las jóvenes en la escuela como en la dinámica familiar, cuando cuentan que la participación en el proyecto parece haber sido uno de los factores que les hizo cambiar positivamente su experiencia con la Física, además de que sus familiares reconocieran sus habilidades al llevarles a sus casas los materiales desarrollados durante los talleres del proyecto”.
Por: Luisa Massarani en Scidev.Net América Latina y el Caribe.
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