Por: Carlos Iván Moreno (México).
En un contexto marcado por la polarización social, el alza de precios y una posible recesión, el presidente Biden sin duda necesitaba una victoria urgente, y parece que la logró. Su iniciativa “The Inflation Reduction Act” se convirtió en ley hace unos días atrás.
Barack Obama calificó la nueva ley como “a BFD” –a Big F… Deal- (t.ly/qm4j), y tiene razón. Con un fondo de 750 mil millones de dólares, no solo es la acción legislativa más importante en la historia de los Estados Unidos para abordar la crisis climática y reducir el costo de la atención médica, sino, además, generará más recursos para el Estado, evitando la evasión fiscal de las grandes corporaciones. Es una ley que bien haríamos en voltear a ver con atención.
Opacados por la pandemia y la guerra en Ucrania, los efectos del cambio del climático en la economía global han pasado desapercibidos. Grave error. El Foro Económico Mundial considera el cambio climático como la principal amenaza para la economía global en los próximos diez años (t.ly/gy4c). La inacción, de acuerdo con este organismo, podría causar la caída hasta un 18% del PIB mundial para 2030 – alrededor de tres veces más que la caída de las economías causada por la pandemia.
El Banco Interamericano de Desarrollo (BID), destaca, igualmente, que el cambio climático es hoy por hoy una de las mayores amenazas para el crecimiento económico de la región. Son malas noticias para los latinoamericanos. De acuerdo con un informe publicado por la Naciones Unidas, Latinoamérica es una de las regiones del mundo donde se están produciendo y se producirán las mayores afectaciones causadas por el cambio climático (rebrand.ly/ryqsr35). Como lo señala el BID, “la clave para los países latinoamericanos consiste en tener consciencia de la relación directa entre el cambio climático, la amenaza creciente de los desastres naturales y sus consecuencias negativas para el crecimiento económico”.
La afectación económica por el cambio climático es mayor de la que podría suponerse a primera vista. En los EEUU se calcula que las pérdidas podrían llegar a los 14.5 billones de dólares, entre desastres naturales, pérdida de empleos y desabasto energético. En México, de acuerdo con la OCDE, ¡el 71% de su PIB se encuentra altamente expuesto a este fenómeno! (t.ly/2D7v).
Según datos del Atlas Global del Carbono, un proyecto de la red internacional de científicos Future Earth y la ONU, México ocupa el lugar número 16 del mundo, y el segundo de la región entre los países más contaminantes (ver: t.ly/ojA9). A pesar de las estimaciones, el combate a la crisis climática se encuentra ausente de las prioridades de la agenda pública, al menos eso se puede decir en el caso de México. En el cuarto Informe de Gobierno presentado el 1ro de septiembre pasado por el presidente mexicano, es palpable la ausencia de un sentido de urgencia para prevenir los estragos que tendremos que enfrentar en el corto plazo derivados del cambio climático. Las sequías y falta de agua que afectan ya algunas zonas del país, son tan solo un botón de muestra de lo que podría estar por venir.
Incluso, podría decirse que ha habido retrocesos en materia ambiental. Por ejemplo, la última reforma a la Ley General de Cambio Climático aprobada en noviembre de 2020, eliminó el Fondo para el Cambio Climático (FCC) bajo el argumento de la necesidad de reorientar esos recursos para atender otros problemas. Ni siquiera el programa “Sembrando Vida”, referido por el Presidente López Obrador como “el programa de reforestación más importante del mundo” durante su participación en el Foro de las Principales Economías sobre Energía y Acción Climática (t.ly/tNfq), ha podido evitar que México continúe siendo uno de los 10 países con las mayores tasas de deforestación del planeta. De hecho, lejos de los éxitos presumidos por el gobierno obradorista del programa Sembrando Vida, ha sido durante 2019 y 2020, los años con la mayor cantidad de pérdida de bosques en México.
Deberíamos voltear a ver los instrumentos de política pública ,puestos en marcha en los EEUU para combatir dos grandes amenazas: los efectos del cambio climático y la inflación. Mientras tanto, México cerrará el 2022 con el mayor déficit público de los últimos 25 años y un nivel de inflación no visto desde el 2000 (t.ly/Rsxg). Lo que está haciendo EEUU debería servirnos para ver lo que no se está discutiendo acá: la agenda verde nacional y la reforma fiscal. Dos prioridades para evitar el inminente desastre económico que pende a la distancia.
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Carlos Iván Moreno es Licenciado en Finanzas por la Universidad de Guadalajara (UdeG), Maestro en Administración Pública por la Universidad de Nuevo México y Doctor en Políticas Públicas por la Universidad de Illinois-Chicago. Realizó estancias doctorales en la Universidad de Chicago (Harris School of Public Policy) y en la Northwestern University (Kellog School of Management). Actualmente se desempeña como Coordinador General Académico y de Innovación de la Universidad de Guadalajara.
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