Por: Durruty de Alba (México).

Pero mientras tanto, empezó también a imprimir un viejo y querido hijo de su mente: el Somnium, el sueño de un viaje a la Luna… Kepler murió antes de terminarlo, y fue publicado póstumamente, en 1634. Es el primer libro de ciencia ficción en el sentido moderno, opuesto al tipo convencional de fantasías utópicas de Luciano y Campanella.

Arthur Koestler, Kepler, Salvat, Barcelona (1985), p. 160

Estamos a poco menos de un mes de celebrar otro aniversario de uno de los grandes hitos del género humano, cuando la tripulación de la ya mítica misión Apolo 11, integrada por Michael Collins (1930-2021), Neil A. Armstrong (1930-2012) y Edwin E. Aldrin Jr. (1930) luego de orbitar la Luna en el módulo de mando Columbia  de éste se desacopla el módulo lunar Eagle con los dos últimos a bordo e inicia el descenso hacia la superficie de nuestro satélite, convirtiéndolos en los primeros hombres en pisar un astro diferente a la Tierra.

Lo realizado en 1969 concreta una añeja idea, pues entre los primeros que escribieron al respecto estuvo el precursor y divulgador de la astronomía moderna Johannes Kepler (1571-1630), algunas de cuyas obras hemos comentado en la columna Lec­tu­ras ke­ple­ria­nas y Lec­tu­ras ke­ple­ria­nas 2.

Sobre el libro titulado Somnium, seu opus posthumum De astronomia lunari (Un sueño u obra póstuma sobre astronomía lunar) escribe su traductor al español, el profesor Francisco Socas Gavilán:

“Kepler… refiere la historia que leyó en un libro leído en sueños. Oculto bajo la máscara de un tal Duracoto, protagonista y autor del libro soñado, sube a la Luna y, encaramado en la atalaya de nuestro satélite, despliega su admirable pericia de astrónomo y calculador para mostrarnos y describirnos los nuevos cielos que ha traído la ciencia de Nicolás Copérnico” (El sueño o la astronomía de la Luna, Servicio de Publicaciones de la Universidad de Huelva (2001), p. 11), con lo cual el Somnium es un peculiar vehículo de divulgación de las ideas copernicanas.

Foto: Bibliothèque municipale de Lyon

Se nos comenta en la introducción a la traducción que en el año de 1593 siendo Kepler aun estudiante ha de responder en una disertación ¿cómo le aparecerían los fenómenos celestes a un observador situado en la Luna? esta cuestión en cierto modo es germen y base de las descripciones plasmadas en el Somnium, aunque el viaje a la Luna es concretado por medios propios de la fantasía, más que de la ciencia ficción; en los cursos actuales de Introducción a la Física hablaríamos de sistemas de referencia y las transformaciones entre los mismos al describir un movimiento.

Otra obra a nuestro alcance que también describe un viaje lunar se debe a Hercule Savinien Cyrano de Bergerac (1619-1655), titulada originalmente como Histoire comique des États et Empires de la Lune (1657) la podemos consultar en español tanto impresa como en formato html, en ella el viaje se concreta gracias al uso de un cinturón con frascos de rocío y según relata el propio autor: “sobre los cuales el Sol proyectaba tan ardientemente sus rayos que su calor, que los atraía como hace con las más grandes nubes, me levantó a tan grande altura” (Viaje a la Luna, Planeta deAgostini, Barcelona (2003), pp. 83-84).

Foto: Durruty J. de Alba M.

Y en lo que ahora es México, gracias al acucioso trabajo documental del Tribunal del Santo Oficio se conserva en el Archivo General de la Nación el legajo del proceso instruido en 1773 contra fray Manuel Antonio de Rivas, religioso franciscano quien escribió el relato Sizigias y cuadraturas lunares ajustadas al meridiano de Mérida de Yucatán por un anctítona o habitador de la luna y dirigidas al Bachiller Don Ambrosio de Echeverría, entonador que ha sido de kiries funerales en la parroquia del Jesús de dicha ciudad y al presente profesor de logarítmica en el pueblo de Mama de la península de Yucatán, para el año del Señor 1775, mismo que podemos leer en una edición moderna del Centro Peninsular en Humanidades y Ciencias Sociales de la UNAM en Mérida gracias al trabajo de Carolina Depetris y Adrián Curiel Rivera, quienes incluyen, además de los estudios introductorios, fragmentos del proceso inquisitorial contra de Rivas.

Foto: Durruty J. de Alba M.

El relato da cuenta del intercambio de información, entre científicos, de la Luna que han sido visitados en pleno congreso por un terrícola “estudioso de la física experimental” en “un aparejo volante de dos alas y un timón”; se le considera a este relato el primer cuento fantástico latinoamericano, sobre su autor nos dice Gabriel Trujillo Muñoz: “para fortuna suya, no cae en las Mazmorras del Santo Oficio ni tiene que padecer coerciones, torturas o retractaciones humillantes. Pero tampoco logra vivir sus años de vejez con la tranquilidad de antaño” (Biografías del futuro: la ciencia ficción mexicana y sus autores, UABC, Mexicali (2000), p. 30). 

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Du­rruty de Jesús de Alba Martínez es licenciado en Física adscrito al Instituto de Astronomía y Meteorología (IAM) de la Universidad de Guadalajara (UdeG), dedicado a la divulgación e historia de la ciencia. Desde 1990 escribe sobre dichos temas en distintos medios de comunicación de Jalisco, México. Es miembro de la Sociedad Mexicana de Física, la Sociedad Mexicana de Historia de la Ciencia y la Tecnología, del Departamento de Estudios Históricos de la Arquidiócesis de Guadalajara y de la Red Mexicana de Periodistas de Ciencia.