Por: Camilo Cortés-Useche (Colombia).

Pensar que todo es fugaz en esta vida. Que en este universo físico que es cósmico y a menudo despiadado con los sentimientos. Pueden ocurrir acontecimientos únicos para la supervivencia de las especies y del amor para los que lo hemos sentido. Cual si fuera Roma, la ciudad que conoce del profundo arte de amar, alentada por el dominio y la belleza de Venus, el Mar presenta el escenario ideal para que los audaces a la pasión dejen brotarla sin control. Los corales, por ejemplo, podrían ser los automedontes del amor en ese universo azul, en el que se desbocan en libaciones en las noches cálidas tropicales, esto con la firme intención biológica de reproducirse como especie.

Estos animales coloniales, constituidos por pólipos que forman asociaciones mutualistas estrechas con algas fotosintéticas, son los responsables de la construcción de los arrecifes tropicales. Tienen la capacidad de reproducirse de forma sexual y/o asexual.

La reproducción asexual puede darse mediante procesos de fragmentación o gemación. Mientras que el acto deseoso de la reproducción sexual puede ser de dos tipos: mediante la emisión de gametos, en la que la fertilización se produce externamente (corales desovadores) o mediante la incubación en la que la fertilización tiene lugar dentro del coral (corales incubadores).

Todo comienza con una de esas noches mágicas desbordadas de calor, que avivan a los corales a liberar armónicamente paquetes que contienen gametos tanto masculinos como femeninos en la hipnótica columna de agua. Estos paquetes se rompen y se mezclan excitados por el furor que despierta la acción de las olas, las mareas y las corrientes.

Generalmente, algunas noches después de la luna llena del verano tropical ocurre esa liberación de gametos para su posterior fertilización. Una vez consumado ese evento cósmico de unión, una pequeña larva empieza a crecer, aunque las larvas son activas nadadoras, su capacidad de movimiento es limitado siendo mucho menor que las velocidades de la corriente, por lo que su dispersión y asentamiento están fuertemente determinados por las condiciones hidrológicas prevalecientes.

Durante la etapa de larva plánula, existen riesgos que hacen presentar una alta mortalidad, mayor al 90 por ciento, debido a depredación y mortalidad natural, principalmente antes de asentarse y llegar al proceso de metamorfosis, formándose el primer pólipo de una colonia. Una vez que la larva logra asentarse, requiere alcanzar cierta talla para reducir la mortalidad ocasionada por factores tales como la competencia con otros grupos como las algas, la depredación por parte de organismos herbívoros y el enterramiento por exceso de sedimentos.

Después de alcanzar 1 cm de diámetro, lo cual ocurre alrededor del año de vida, cuando ya es detectable en el arrecife, puede considerarse un nuevo recluta dentro de la población.

Este evento mágico, que ocurre estrictamente bajo el poder de la seducción de las especies, es responsable de formar nuevos individuos genéticos que aportan la variabilidad genética necesaria para responder a los procesos evolutivos.

La diversidad genética facilita la adaptación de las poblaciones a los cambios ambientales. Cuando la diversidad genética de una población es muy baja y las especies son más susceptibles a factores tales como una enfermedad infecciosa, que al ser específicos para la especie provocan un rápido declive.

Hoy se vive en el Antropoceno, tiempos con una fuerza de transformación, y a la transformación se le atribuyen derrotas y victorias, los seres tropiezan en el camino del amor, en algunos casos por falta de arte, el arte que enciende y hace perdurar a las especies hacia la victoria.

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Ca­mi­lo Cor­tés es biólogo Marino. Maestro en Manejo de Ecosistemas Marinos y Costeros, doctor y post doctor en Ciencias Marinas. Su investigación en el área de la ecología marina en la República Dominicana le valió el reconocimiento del “Premio Dr. Alonso Fernández González 2020” a las Mejores Tesis de Posgrado del Cinvestav en la Categoría Doctorado. Forma parte del movimiento Wave of Change del Grupo Iberostar, como Coastal Health Regional Manager, donde trabaja en la salud Costera en la región Caribe, llevando a cabo investigación científica.