Alemania. 

Los plásticos ya ocupan todos los medios de la tierra: el agua, el suelo y el aire, pero no se extienden igual en todos ellos. Un nuevo estudio ha demostrado que las partículas de plástico de la atmósfera pueden llegar a los rincones más remotos del planeta en pocos días.

El estudio, publicado este martes en la revista Nature Reviews Earth and Environment, describe cómo los microplásticos llegan a la atmósfera y cómo, posteriormente, se transportan -mucho más rápido que en el agua- a grandes distancias en cuestión de días.

Realizado por un equipo internacional de investigadores entre los que se encuentran expertos del Instituto Alfred Wegener, el Instituto de Estudios Avanzados de Sostenibilidad de Potsdam y el Centro Helmholtz de Investigación Oceánica GEOMAR de Kiel, el estudio calcula que para 2040 la contaminación por plástico podría alcanzar los 80 millones de toneladas métricas al año.

En la actualidad, entre 0,013 y 25 millones de toneladas métricas de micro y nanoplásticos son transportados cada año miles de kilómetros por el aire del océano, la nieve, la brisa marina y la niebla, atravesando países, continentes y océanos en el camino.

«El aire es un medio mucho más dinámico que el agua. Como resultado, los micro y nanoplásticos pueden penetrar mucho más rápidamente en las regiones más remotas de nuestro planeta, que aún están en gran parte intactas», afirma la coautora Melanie Bergmann, del AWI.

Una vez allí, las partículas podrían afectar al clima de la superficie y a la salud de los ecosistemas locales. Por ejemplo, cuando estas partículas más oscuras se depositan en la nieve y el hielo, reducen su capacidad de reflejar la luz solar y favorecen el deshielo.

Del mismo modo, las manchas más oscuras del agua del mar absorben más energía solar, calentando aún más el océano, mientras que en la atmósfera, los microplásticos pueden servir como núcleos de condensación del vapor de agua, produciendo efectos en la formación de nubes y, a largo plazo, en el clima.

Pero, ¿cómo llegan las partículas de plástico a la atmósfera?. El estudio recuerda que, principalmente, lo hacen a través de las actividades humanas.

Las partículas producidas por los neumáticos y los frenos del tráfico rodado, o por los gases de escape de los procesos industriales, suben a la atmósfera, y son transportadas por los vientos, aunque un número importante de estas partículas también llegan hasta el medio marino.

El estudio indica que los microplásticos también llegan a la atmósfera desde el océano a través de la arena de las playas erosionada, cuando las burbujas de las olas estallan y emiten partículas a la atmósfera.

Los autores advierten de que es importante comprender bien todos estos factores y cómo interaccionan entre sí para determinar qué tamaños de partículas se transportan y en qué cantidades.

La atmósfera, demuestra el estudio, transporta predominantemente pequeñas partículas de microplástico, pero eso la convierte en una vía de transporte mucho más rápida que otras, capaz de llegar a una amplia gama de ecosistemas.

Pero comprender y caracterizar los ciclos de los microplásticos entre el océano y la atmósfera exige esfuerzos conjuntos, avisan los autores.

En este sentido, el estudio esboza una estrategia global para crear una base de datos sobre el flujo de micro y nanoplásticos entre el océano y la atmósfera.

«Hay muchos aspectos de las emisiones, el transporte y los efectos de los microplásticos en la atmósfera que aún no comprendemos del todo. Este estudio muestra las lagunas de nuestros conocimientos y presenta una hoja de ruta para el futuro», explica el coautor, Tim Butler, del IASS.

Desde GESAMP, una asociación de once organizaciones pertenecientes a las Naciones Unidas que pretenden llegar a una comprensión multidisciplinar y de base científica del medio ambiente marino, Sylvia Sander concluye que el estudio deja claro que solo se pude comprender el océano y los efectos de la acción del hombre «mediante la conexión en red de los investigadores y sus datos. Los grandes retos de nuestro tiempo se plantean a escala mundial».

«Por ello, tenemos que buscar respuestas a las preguntas más apremiantes con una experiencia lo más completa e internacional posible. Eso sólo puede hacerse trabajando juntos», subraya Sander.

Además, los micro y nanoplásticos en el aire también afectan a la salud humana. Recientemente un estudio británico halló microplásticos en los pulmones de 11 de 13 seres humanos vivos.

«Esta es una razón más para integrar el plástico en los planes de control de calidad del aire» y para poner en marcha un tratado internacional para reducir la contaminación y la producción de nuevos plásticos en el mundo, tal y como Bergmann y otros expertos solicitaron recientemente en una carta en la revista Science.