Por: Alina Aguilar Arguedas y Vanessa Valerio (Costa Rica).
El desafío que implica enfrentar el cambio climático y la construcción de un desarrollo más sostenible, resiliente, justo e inclusivo, requiere ser tratado desde un modelo diferente de gobernanza.
Ante esto, se establece y adquiere un creciente reconocimiento para abordar estos retos: el modelo de gobernanza climática multinivel. Es entendido como ese conjunto de procesos, mecanismos, políticas y medidas, que el sistema social crea y construye en diferentes niveles: internacional, nacional, regional y local, para dirigir las acciones hacia la mitigación y/o adaptación de los sistemas humanos y naturales ante las condiciones actuales de variabilidad climática y los impactos esperados del cambio climático.
La gobernanza climática multinivel se concibe también como un modelo multisectorial y de múltiples actores, donde la acción climática no solo se trabaja desde las diferentes escalas, sino tomando en cuenta todos los actores y sectores que forman parte de un país o territorio.
Dentro de los beneficios de trabajar sobre este tipo de gobernanza están, el que no se limita a considerar solo el involucramiento de las instituciones gubernamentales, hay una apertura a la participación y colaboración de la sociedad civil en general, empresa privada, organizaciones públicas, organizaciones internacionales, academia y ONGs.
Lo anterior, permite tener una representatividad de distintos sectores y a la vez apoya en visibilizar y dar voz a aquellos actores que son vulnerables y han sido invisibilizados históricamente, contribuyendo a que las iniciativas y marcos políticos que se planteen respondan a las prioridades y necesidades reales de estos.
A esto, Jänicke (2017) señala que la sociedad civil es muy importante en todos los niveles del sistema global multinivel de la gobernanza climática, debido a que es la principal base social para estrategias que van más allá del enfoque tecnológico y puede referirse también a problemas y oportunidades sectoriales; por lo que es importante una amplia coalición entre el gobierno, la sociedad civil, el sector empresarial y demás organizaciones vinculantes a la acción climática. Además, puede ser una oportunidad para la innovación y el aprendizaje interactivo.
Entre otros beneficios, está el que los actores vinculantes deben asumir responsabilidades comunes pero diferenciadas, principio establecido en la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre Cambio Climático para los países que son parte, pero cabe su relación con el compromiso y responsabilidad que debe asumir cada actor en generar acciones frente al cambio climático, pero no con las mismas obligaciones y responsabilidades.
A través de esta gobernanza, también permite establecer instrumentos, mecanismos y estructuras que apoyan el intercambio de información en ocasiones de doble vía, para la toma de decisiones, rendición de cuentas, monitoreo y evaluación de los objetivos planteados en la política pública, y hasta servir como mecanismos de auditoría para el mejoramiento o ajustes de las metas en la política climática.
Existe una amplia variedad de beneficios directos e indirectos positivos desde la gobernanza climática multinivel, no obstante, los países deben ir más allá de los ámbitos económicos y técnicos, e incorporar aspectos sociales, ambientales, culturales y políticos, tal y como menciona Jänicke (2017), se requiere un cambio estructural, cambios en los estilos de vida, normas sociales e institucionales y el aumento y vitalización del capital natural para alcanzar un impacto colectivo y articulado en la acción climática multinivel.
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Vanessa es investigadora en la Escuela de Ciencias Ambientales de la Universidad Nacional de Costa Rica. Especialista en Gobernanza Climática y Desarrollo Local desde 2009. Coordinó el proyecto de investigación-extensión de la Universidad Nacional “Estrategias participativas de cambio climático a nivel local”. En 2018, impulsó la iniciativa nacional “Red Costarricense de Gobierno Locales ante el cambio climático”. Es miembro de la Comisión Nacional de Pacto Global de Alcaldes por el Clima y la Energía.
Alina es Licenciada en Ingeniería en Gestión Ambiental. Desde 2012, ha trabajado como investigadora y extensionista en temas de gobernanza climática y políticas públicas, en el marco del proyecto “Estrategias participativas de cambio climático a nivel local” de la Universidad Nacional de Costa Rica. Ha trabajado como voluntaria, maestra, consultora y asesora en temas de cambio climático, educación ambiental, gestión de residuos, en la Carta de la Tierra, entre otros. Forma parte de la ONG Ruta del Clima.
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