Por: Durruty de Alba (México).

La experimentación y la observación, a lo largo del siglo XVI y las primeras décadas del XVII, se relacionan con la inducción y la deducción. El campo de las comprobaciones se ensancha con el estudio de los casos particulares, que sostenía Bacon, y de las generalidades que defendía Galileo.

Arturo Azuela, La Ciencia Renacentista (El método científico y la concepción mecánica), Instituto Politécnico Nacional, México DF (1995), p. 105

La estrella más cercana a nosotros y sin duda el objeto más prominente en nuestra bóveda celeste es el Sol. Poder observarlo en condiciones de seguridad no es cosa menor pues debido a la radiación emitida en todo momento por éste -haya o no haya eclipse- si volteamos a verlo sin las protecciones adecuadas, y aún con las mismas durante más del tiempo pertinente, hay riesgo de dañar nuestra vista al punto incluso de quedarnos ciegos; como seguramente sucedió con varios observadores de la antigüedad entre ellos el propio Galileo.

El matemático y prolífico literato doctor Arturo Azuela (1938-2012) nos describe en su obra, de la cual tomamos el epígrafe, cómo se van conformando los diversos procedimientos que desde la perspectiva epistemológica resultan en las prácticas, métodos y procesos de la ciencia en transición a la modernidad propios de la época cuando ocurre el fenómeno y se publica el libro sobre el cual comentaremos.

Y si de libros se trata ahora es oportuno reconocer el trabajo y empeños de todos los que hacen posible el funcionamiento de las bibliotecas, en particular agradezco las gentiles atenciones del personal adscrito a los Fondos Históricos de la Biblioteca Pública del Estado de Jalisco “Juan José Arreola”, de donde procede el volumen que ya comentamos en esta columna.

Identificado en su lomo como “Cosmographia” y al abrirlo en las primeras páginas, vemos que el autor de esa parte es Pedro Apiano (1495-1552), pero dicho volumen contiene otras obras de tema astronómico escritas por el matemático, astrónomo y constructor de instrumentos astronómicos Gemma Reinerus Frisius (1508-1555).

Este también es conocido como Regnerus según consignan sus biógrafos Fernand Hallyn y Cindy Lammens (ver Biographical Encyclopedia of Astronomers, Springer (2014), pp. 762-764). Nativo de Dokkum en Frisia (ahora Holanda) se traslada a Lovaina donde estudia medicina y logra el doctorado en tal ciencia, aunque descollaría en matemáticas y astronomía. Recordemos que todo graduado de las universidades medievales debía acreditar las cátedras sobre la ciencia de los cielos y el lenguaje para cultivarla, escribiendo y publicando varias obras de tales temas.

Vsvs Annuli Astronomici (1539), Gemma Reinerus Frisius (Foto: Biblioteca Pública del Estado de Jalisco “Juan José Arreola”)

Así en el volumen referido se encuentran, por ejemplo, el Vsvs Annuli Astronomici donde describe una esfera armilar portátil o de bolsillo, compuesta por tres anillos correspondientes al horizonte, ecuador y eclíptica (el camino aparente que siguen los planetas al cruzar de horizonte a horizonte la bóveda celeste) con los cuales determinar las posiciones de los objetos celestes.

En numeración seguida también está el De Radio Aſtronomico & Geometrico liber (1545), obra en la cual se reporta la observación del eclipse solar del 24 de enero de 1544 (Calendario Juliano), registro posibilitado gracias al uso por primera vez de una técnica descrita por Aristóteles en sus Problemas.

El Filósofo se pregunta en el numeral 6 de la sección XV: “¿Por qué el sol, cuando pasa a través de cuadriláteros, no forma figuras rectilíneas sino círculos, por ejemplo en los cañizos?”; más adelante en el numeral 11 cuestiona “¿Por qué en los eclipses del sol, si uno mira a través de un tamiz o de hojas, por ejemplo de plátano o de otro árbol de hoja ancha, o enlazando los dedos de una mano con los de la otra, los rayos de sol sobre la tierra llegan a ser como lunas crecientes?” (Editorial Gredos, Madrid (2008), pp.230 y 234).

De Radio Aſtronomico & Geometrico liber (1545) (Foto: Biblioteca Pública del Estado de Jalisco “Juan José Arreola”)

En el caso de la obra de Frisius aparece el diagrama de lo que modernamente denominamos una cámara oscura, con la cual se pudo observar con toda seguridad al proyectar la imagen del Sol en una pared blanca, de hecho, principalmente los fotógrafos de la actualidad consignan que es la primera representación de dicho dispositivo en una obra impresa.

Diagrama de la cámara oscura con eclipse de Sol (Foto: Biblioteca Pública del Estado de Jalisco “Juan José Arreola”)

Podemos entonces empezar a prepararnos en términos de capacitación a profesores y directivos para observar con toda seguridad los eclipses solares de 2023 y 2024 que serán visibles desde México y no ser testigos nuevamente de la ignominiosa instrucción girada por distintas autoridades escolares en ocasión del eclipse pasado para mantener en el aula a los alumnos durante la duración del eclipse, como pudimos reportarlo en ocasión de la Communicating Astronomy to the Public Conference 2018 auspiciada por la Unión Astronómica Internacional.

***

Du­rruty de Alba Martínez es licenciado en Física adscrito al Instituto de Astronomía y Meteorología (IAM) de la Universidad de Guadalajara (UdeG), dedicado a la divulgación e historia de la ciencia. Desde 1990 escribe sobre dichos temas en distintos medios de comunicación de Jalisco, México. Es miembro de la Sociedad Mexicana de Física, la Sociedad Mexicana de Historia de la Ciencia y la Tecnología, del Departamento de Estudios Históricos de la Arquidiócesis de Guadalajara y de la Red Mexicana de Periodistas de Ciencia.