Plumas NCC | On fire !!!

Por: Camilo Cortés-Useche (Colombia).

Ayer, él plantado en la capital y yo en la costa, hablamos de ese derroche de flamas que tiene el espectador común ante una función estelar. Arde en la mitad del escenario el comportamiento que ejerce de cualquier forma la sociedad actual. A veces se utilizan esas llamas para bien, para carburar buenas iniciativas proactivas, pero en otras se quedan en ese efecto incendiario que no termina quemando nada y solo deja humazos densos.

En los recientes días de sol y playa para muchos, mi amigo hablaba del rezago social y del calor digital en el que muchos han caído durante este tiempo de asueto deliberado para algunos y forzoso para otros. Antes de cambiar el mundo, ya lo ha mencionado alguien, debes cambiar tú, por que está visto que encender discusiones está a la orden del día y no lleva a la unidad. Valdría la pena tomar un respiro, quizás en una playa y preguntarse si en lugar de arder las redes digitales, avivamos el fuego de poder que tenemos como individuos para forjar conductas más cálidas como comunidad.

Precisamente, hablando de playas, la unidad morfológica de playa se define técnicamente como la franja de material no consolidado, como arenas o grava que está presente en la interfaz física entre el mar y el continente.  Estos depósitos están compuestos por arenas de grano fino a medio, cuya composición y color varían según el origen de los sedimentos, de ahí la variedad de colores que siempre generan decoro. Sus límites van desde la línea de marea baja hasta donde se presenta un cambio marcado en su fisiografía.

Las playas arenosas cubren las tres cuartas partes del sistema intermareal en el mundo y han estado sujetas a un gran desarrollo urbano y diferentes actividades socio-ecológicas.  Existe a nivel mundial, un aumento en las actividades que se realizan en la costa, debido  al  crecimiento  de  las  ciudades  en  la  zona  costera  y  el  auge de la transformación de suelos en estas.

Los ecosistemas de playas arenosas, reciben cada vez más tensiones ambientales, potenciadas por los procesos relacionados con el cambio climático y la variedad de impactos humanos como la contaminación, deforestación, extracción de arena y explotación del suelo.

Como cualquier otro recurso, la playa es un bien que satisface diversas necesidades humanas y sostiene una diversidad de relaciones ecosistémicas esenciales. Por tanto, es apropiado establecer los atributos que determinan su calidad; es decir, las características tanto en términos cuantitativos como cualitativos que permiten que la playa satisfaga las múltiples necesidades socioculturales y ambientales planteadas.

De acuerdo con lo anterior, los ecosistemas marino-costeros se han convertido en objeto de estudio, con el propósito de sentar  las  bases  para  el  análisis  de  las posibles presiones e impactos y, a su vez, generar información base para el desarrollo de instrumentos y herramientas de gestión que permitan el ordenamiento y manejo adecuado de estos.

El poder de cambio como individuos podría verse reflejado en el mantenimiento de las playas, a través de soluciones que incluyan mejorar la seguridad en las zonas costeras, incorporación de instalaciones para la recreación planificada, mejoramiento de la calidad del agua, tratamiento de los residuos y protección del paisaje marino. Y que ardan las buenas prácticas que irradien la naturaleza.

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Ca­mi­lo Cor­tés es biólogo Marino. Maestro en Manejo de Ecosistemas Marinos y Costeros, doctor y post doctor en Ciencias Marinas. Su investigación en el área de la ecología marina en la República Dominicana le valió el reconocimiento del “Premio Dr. Alonso Fernández González 2020” a las Mejores Tesis de Posgrado del Cinvestav en la Categoría Doctorado. Forma parte del movimiento Wave of Change del Grupo Iberostar, como Coastal Health Regional Manager, donde trabaja en la salud Costera en la región Caribe, llevando a cabo investigación científica.