El pañuelo verde de las hijas argentinas

Buenos Aires, Argentina. 

Amanece en Billinghurst, un suburbio de Buenos Aires, Camila Manfredi se prepara el desayuno antes de ir a la escuela, debe llegar temprano para asistir a una reunión del centro de estudiantes.

Con 17 años, Camila es una de las adolescentes que con sus pañuelos verdes impulsaron desde las calles la aprobación de la legalización del aborto en la cámara de diputados de Argentina, protagoniza la llamada ¨revolución de las pibas¨, comenzó a militar con la campaña Ni una menos contra la violencia machista y llegó a hablar ante el congreso.

Los casos de acoso, violación y asesinato que se apoderan de las calles argentinas se convirtieron en organización que pronto llegó a debatirse en todos los colegios, el fin era hacer una revolución que frenara su realidad.

Aunque no toda Argentina comparte la afiliación política del movimiento, la movilización feminista logró unir parte de una Argentina dividida; representación de esta unión es el caso de la diputada Silvia Lospennato, quien se posicionó a favor de la revolución de las hijas y fue aplaudida por diputadas de oposición, al respecto, Lospennato compartió “que hay que seguirlo incentivando porque a partir de que las mujeres jóvenes se apropian de la agenda para defender sus derechos, es que vamos a tener una sociedad más igualitaria”.

La primera en hablar sobre la revolución de las hijas fue la periodista Luciana Peker en abril pasado, en una de las 800 ponencias que hubo en el congreso, hoy, la revolución suena, incluso, en las voces de jóvenes menores de 18 años lo que ha captado la atención del mundo.

Hace 40 años las madres argentinas se pusieron el pañuelo blanco para protestar en la plaza de mayo contra la dictadura buscando a sus hijos desaparecidos, las argentinas vuelven a usar pañuelos, esta vez son verdes y portan la esperanza de su lucha.

Por: DW