Por: Vanessa Valerio (Costa Rica).

Tal como se mencionó en la primera columna, se explicarán los factores incluyentes de la gobernanza climática local, tomando de referencia tres estudios de caso realizados en gobiernos locales de Costa Rica. Se mencionó anteriormente, la gobernanza implica la generación de políticas públicas, mecanismos de planificación local, la participación de actores sociales y mecanismos de rendición de cuentas, que son el corazón de una gobernanza climática democrática.  

Hablemos de la primera variable, de la participación social. Cuando conducimos procesos con participación social, la mayoría de las veces mencionamos que queremos un proceso participativo, pero no nos hacemos la pregunta: ¿Qué queremos?, ¿para qué?, y el tipo de participación.

Esto es fundamental, porque depende de la respuesta, así debemos diseñar el proceso metodológico. Esto nos lleva a preguntarnos: ¿de qué tipo de participación estamos hablando cómo podemos medirla? Si solo queremos la participación como un requisito para la elaboración de un plan de acción climática y reportar la cantidad de participantes; ¿si es para realizar consultas puntuales? o si queremos promover una participación real y efectiva, vista como proceso que permite el desarrollo de capacidades locales.

Esta fue una de las preguntas iniciales de la investigación, cuáles eran los factores influyentes de la elaboración de estos estudios de casos, que nivel de participación se propició en la metodología y si este influyó en los resultados. 

Existen muchas definiciones de participación social, algunas tienen un matiz más político e ideológico, económico, de derecho y oportunidades y otras definiciones más neutrales. Lo que sí es importante considerar es que la participación conlleva a la búsqueda de objetivos y metas comunes, el cual puede tener formas y niveles diferentes, es un medio para alcanzar algo (Valerio, 2020). 

En este espacio, se retoma la definición de Linares, Mora, Correa (2007, citado por Artigas, Ramos y Vargas, 2014), donde se concibe la participación como un proceso activo encaminado a transformar las relaciones de poder y tiene como intención estratégica incrementar y de redistribuir las oportunidades de los actores sociales de tomar parte en los procesos de toma de decisiones”; no es homogénea, alcanza distintos niveles y diferentes formas de expresión.

Considerando esta definición, donde se toma en cuenta que la participación no es homogénea y que pueden existir diferentes formas y niveles de participación; Valerio (2020), en su estudio, define indicadores que le permiten valorar la participación (niveles, espacios, sujetos y mecanismos de participación) en los casos de estudios, para determinar cuáles son los aspectos más influyentes. 

Desde una perspectiva política, quien participe nos mostrará las relaciones de poder y la exclusión/inclusión de ciudadanos en el proceso. Hablar de quién participa, según Font (2003), supone tener en consideración la amplitud de la participación; pluralismo existente (favoreciendo la presencia de todas las tendencias o intereses en el debate y toma de decisiones) y la representatividad.

Tomando en consideración estos aspectos, se puede mencionar que en los tres casos de estudio, se logró la creación de una entidad especializada en el tema de cambio climático, integrada por diferentes actores sociales y sectores representativos de las necesidades del territorio (institucionalidad pública, sociedad civil y sector privado); se mantuvo en el tiempo (más de 5 años); es voluntaria, abierta, donde se visualiza la participación como un proceso de transformación, que contribuyan en la generación de capacidades locales y formen parte de los procesos de toma de decisiones. 

En el estudio de caso tres, el cual es un municipio urbano, que cuenta con gran trayectoria en el tema ambiental, logra una  participación social con poca amplitud y representatividad de los intereses de actores sociales del municipio ( en el momento del estudio), pero un nivel de participación de incidencia política; por cuanto logra institucionalizar el tema, la integración en los procesos municipales y en la toma de decisiones los asuntos ambientales y climáticos; aprovecha los espacios de participación, y mecanismos de participación de la comunidad.

Esto coincide con el planteamiento del PNUD, el cual señala: “la participación eficaz, se da cuando las personas tienen la libertad, la seguridad, la capacidad y la posibilidad de expresar sus opiniones para influenciar en la toma de decisiones…” (PNUD, 2014, p. 14). 

Se requiere continuar realizando esfuerzos para fortalecer la representatividad y que los que participan encarnen los intereses de su sector. Tal como lo indica Calabuig (2008), los participantes deben ser verdaderamente representativos de la realidad social y de los intereses que dicen representar. 

El segundo estudio de caso (territorio agrícola-rural), cuenta con la mayor amplitud de participación de los actores sociales y representatividad de intereses, pero la dificultad se encuentra en los mecanismos que utilizan, no han logrado hacer incidencia política y cambios importantes en la estructura municipal. Este caso, si logra trabajar de forma más técnica, articulada, apoyándose de las capacidades locales existentes e impedir la influencia de intereses políticos electorales, podría fortalecer el nivel de participación en la gobernanza climática local. 

Es importante mencionar que una de las limitaciones de la participación en asuntos públicos es que se mezcla la política pública con lo político, lo cual genera confusión, resistencia con los tomadores de decisión y desconfianza en las instancias representativas formales, porque se sienten amenazas con instancias participativas que tienen capacidad de incidir. Por ello, se requiere ubicar en la justa dimensión la participación ciudadana.

El estudio de caso uno (territorio agrícola-urbano), con gran experiencia de décadas en los temas de participación ciudadana y asuntos ambientales, fue la primera experiencia a nivel nacional de abordar el tema de cambio climático, logra un nivel de participación de algún grado de incidencia y espacios donde se fomenta esta, pero la dificultad se encuentra en la amplitud y representatividad de intereses de la población y los mecanismos de participación que utiliza.

No ha logrado permear en la toma de decisiones y en los procesos municipales.  Estos dos últimos indicadores están más relacionados con la capacidad de gestión interna del gobierno local. 

En términos generales, se puede mencionar que el caso tres, evidencia la mejor valoración de la participación, seguido por los casos dos y uno. Esto, pese a que tiene poca amplitud y representación, pero utiliza diferentes espacios y mecanismos para generar tal característica; hace incidencia política y cambios en la estructura, para institucionalizar el tema de cambio climático en la gestión municipal, y cuenta con el liderazgo interno.

Llama la atención el caso dos, el cual, aunque cuenta con una alta amplitud y representatividad de intereses, emplea variedad de mecanismos para generar participación; sin embargo, no ha podido incidir en política y estructura municipal. Esto podría deberse a que aún no existe el liderazgo adecuado para generar espacios de participación, que permeen en los diferentes niveles de gobernanza municipal.

Esta columna no termina aquí, aún quedan pendientes otros elementos importantes de la participación que se identificaron en el estudio,  como hallazgos de la participación y que son un tanto novedosos.

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Va­nes­sa es in­ves­ti­ga­do­ra en la Es­cue­la de Cien­cias Am­bien­ta­les de la Uni­ver­si­dad Na­cio­nal de Cos­ta Rica. Es­pe­cia­lis­ta en Go­ber­nan­za Cli­má­ti­ca y Desa­rro­llo Lo­cal des­de 2009. Coor­di­nó el pro­yec­to de in­ves­ti­ga­ción-ex­ten­sión de la Uni­ver­si­dad Na­cio­nal “Es­tra­te­gias par­ti­ci­pa­ti­vas de cam­bio cli­má­ti­co a ni­vel lo­cal”. En 2018, im­pul­só la ini­cia­ti­va na­cio­nal “Red Cos­ta­rri­cen­se de Go­bierno Lo­ca­les ante el cam­bio cli­má­ti­co”. Es miem­bro de la Co­mi­sión Na­cio­nal de Pac­to Glo­bal de Al­cal­des por el Cli­ma y la Ener­gía.