Por: Camilo Cortés (Colombia).

Un hombre grueso y robusto a quién conozco ha pasado su vida con los pies bien plantados en la tierra, y lo digo en serio, le produce terror estar por los cielos o enfrentar las aguas. Este personaje, como muchos, siente un profundo respeto ante esas situaciones que se le presentan por los aires y profundidades que se convierten a veces en temores.

No importa si es en una aeronave rumbo al paraíso, tampoco en una embarcación navegando aguas turquesas, incluso en un pequeño balcón en la capital o en la orilla de una playa del Caribe. En el momento que la altura o la profundidad lo arropa, su talante se dilata, su mirada se vuelve hacia lo desconocido y quizás esa es la razón de su miedo, lo inexplorado.

Ahora bien, yo creo que la forma en que despierta esas emociones puede ser otra. No solo para él, si no para todo aquel que desconoce la historia. Desde el principio surgió algo realmente bueno, en un primario y vació espacio existencial, las aguas se juntaron debajo de los cielos, dando lugar al Océano. Por divino que parezca, fue así.

El Océano desde hace miles de millones de años, ha sido el protagonista del origen de la vida, fuente de recursos alimenticios y productos medicinales. Además, ofrece ingresos para las casi 3.000 millones de personas que viven en sus territorios cercanos, por el valor cultural y la gran belleza natural que tiene. Ese lugar que parece inhóspito, es un cuerpo de mares conectados en el planeta, cubre 70 por ciento de la superficie de la tierra y tiene un papel fundamental en el ciclo del agua, en la composición química del cielo y en la moderación del clima.

El primer viernes de este año 2021 empezó a correr para la humanidad la década de los Océanos (UNESCO), una oportunidad para que los humanos que desconocen, temen y muchas veces impactan los ecosistemas marinos, reemplacen esas impresiones, y además contribuyan a explorar, gestionar y conservar los mares.

Las metas incluyen: eliminar fuentes de contaminación, uso de recursos responsablemente, desarrollo de investigación y divulgación para potenciar las capacidades de la sociedad como actor clave en esta carrera de 10 años. Es una excelente oportunidad para conectarnos con el océano, con nuestro origen y empezar a sentir que somos parte de ese espacio.

El viento en el cielo o en el mar puede sacudir a la humanidad para bien o para mal. Este año, un aire fresco me ha motivado a compartir con aquel hombre que admiro y con todos ustedes mis sensaciones sobre esa reunión de aguas que conocemos como el Mar. Espero verlo pronto volando o navegando y que su mirada tenga esa seguridad y claridad que lo caracteriza en tierra firme.

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Ca­mi­lo Cor­tés es bió­lo­go Ma­rino. Maes­tro en Ma­ne­jo de Eco­sis­te­mas Ma­ri­nos y Cos­te­ros, doc­tor y post doc­tor en Cien­cias Ma­ri­nas. Su in­ves­ti­ga­ción en el área de la eco­lo­gía ma­ri­na en la Re­pú­bli­ca Do­mi­ni­ca­na le va­lió el re­co­no­ci­mien­to del “Pre­mio Dr. Alon­so Fer­nán­dez Gon­zá­lez 2020” a las Me­jo­res Te­sis de Pos­gra­do del Cin­ves­tav en la Ca­te­go­ría Doc­to­ra­do. For­ma par­te del mo­vi­mien­to Wave of Chan­ge del Gru­po Ibe­ros­tar, como Coas­tal Health Re­gio­nal Ma­na­ger, don­de tra­ba­ja en la sa­lud Cos­te­ra en la re­gión Ca­ri­be, lle­van­do a cabo in­ves­ti­ga­ción cien­tí­fi­ca.