Colombia.
Con recorridos de seis kilómetros por parte de la cuenca del río Bogotá, considerado durante décadas como uno de los más contaminados del mundo, las autoridades ambientales colombianas buscan generar conciencia ciudadana sobre la relevancia del cuidado de los afluentes hidrográficos para la sostenibilidad de la sociedad.
Durante cinco años la Corporación Autónoma Regional (CAR), máxima entidad ambiental para el cuidado de los recursos naturales en las diferentes regiones colombianas, consolidó un programa pedagógico que hoy es ejemplo en la región de las posibilidades de recuperación de los ecosistemas vulnerados por la contaminación proveniente de las actividades urbanas.
En entrevista, Rodrigo Alonso Gutiérrez, profesional de apoyo del Fondo de Inversiones Ambientales de la Cuenca del Río Bogotá, administrado por la CAR en su jurisdicción del departamento de Cundinamarca (centro), explicó los alcances del programa que cuenta con embarcaciones con capacidad de hasta cuarenta personas que, mediante tres recorridos diarios durante tres días a la semana, pueden «descubrir la importancia de no vivir dándole la espalda a su río».
“Lo primero, estamos utilizando estas embarcaciones y lo segundo es ya hacer visitas de campo, ir a los sitios puntuales, hablar con las comunidades. En algunos sectores ya se empiezan a generar infracciones. Por ejemplo, aquí a nivel de Bogotá hemos tenido bastante colaboración con el distrito. Ellos han utilizado estas embarcaciones para hacer operativos. Operativos en las distintas zonas, sobre todo en la zona de Suba, que es uno de los sectores que más nos arroja basura”, destacó Gutiérrez.
Según Gutiérrez, la importancia del río Bogotá se traduce en ser fuente de suministro de agua potable para los municipios adyacentes a su cuenca en la parte alta, donde todavía no es contaminado por las casas y la industria, además de surtir el acueducto en la parte media después de que sus aguas son tratadas en una primera planta de tratamiento de aguas residuales.
“Estas naciones se han venido a mirar este proyecto como tal, porque en diez años se ha visto ya el cambio del río Bogotá, entonces hay algunos países que tienen esta misma dinámica, la población muy cercana al río, las ciudades muy cercanas al río, y entonces cómo se ha ido recuperando, cómo el mismo estado ha tenido que venir a comprar las zonas de ronda para recuperar”, relató Gutiérrez.
Los recorridos de navegación forman parte de un convenio interinstitucional firmado en 2007 que preveía también la recuperación tanto de la flora como de la fauna nativa de las riberas del río, aspecto que, según Gutiérrez, ha mostrado avances significativos con la presencia paulatina de más de 100 especies de aves a lo largo de los 110 kilómetros navegables.
De acuerdo con el experto, la proyección del programa es lograr, una vez entre en funcionamiento otra planta de tratamiento de las aguas residuales ubicada en el sur de Bogotá, que el caudal del río solamente lleve el agua del nacimiento y el agua de la lluvia, logro que solamente será alcanzado con «el entendimiento de la ciudadanía de que los ríos no son botaderos de basura y ese es el principal de los retos», comentó.
- Navegar el río Bogotá: una lección ambiental - julio 14, 2025
- México se calienta más rápido que el planeta - julio 7, 2025
- La mariposa monarca inspira alianzas para su conservación - junio 30, 2025