Brasil.

La magnitud de la destrucción se observa mejor desde el aire. Esto es El Pantanal. Debería estar lleno de agua, pero la sequía y ahora los incendios lo están consumiendo. Cientos de miles de hectáreas tienen este aspecto. Han llegado brigadas de bomberos de todas partes de Brasil, así como de la vecina Bolivia.

“Hoy el viento ha dado un giro de 180 grados. Eso nos lo pone muy difícil. Pronto el viento volverá a cambiar y cada vez que lo hace nos exige una estrategia diferente”, dijo un bombero.

La de hoy consiste en intentar empujar las llamas hacia el río Paraguay. Su equipo ligero les permite moverse rápido y concentrarse en sofocar las llamas que puedan causar una mayor destrucción. Apagar estos incendios ha sido una tarea sin fin para los bomberos, porque una vez que han logrado apagar un poco, ya está el siguiente incendio en desarrollo y así todo el día.

Los incendios de este año están batiendo récords. Se han incrementado un 2000% desde el año pasado. Cortan la maleza para tratar de detener la propagación del fuego, pero gran parte del terreno estorba, lo que significa que las llamas pueden continuar durante días en el subsuelo. Estos incendios son provocados en gran parte por personas que queman basura, eliminan maleza o arrojan colillas.

“Esto tiene que acabar. Tenemos que evitar una situación más lamentable. Hay que tomar medidas, ya que la mayoría de los incendios se originan en propiedades privadas. Luego empiezan a extenderse al centro del Pantanal, a zonas estatales y federales y tenemos que impedir que se propaguen a las zonas protegidas”, contó un bombero.

Cuando miras toda esta destrucción que vimos desde el helicóptero. ¿Cómo te sientes? “Con el corazón roto”, contestó el bombero. Un sentimiento que comparten los lugareños. Silda dos Santos vive junto al río. La sequía también afecta al nivel del agua. Ha bajado dos metros de lo habitual, lo que pone en peligro su negocio de pesca.

La situación está difícil. Hay muy pocos peces. Ya no tenemos pescado como antes. Yo solía venir aquí a pescar surubies y eran de buen tamaño. Hoy en día no es posible, ni del tamaño adecuado, ni de ningún tamaño”, destacó una habitante.

Toda la región, tanto el río como la tierra, está en peligro. Mientras los bomberos se afanan por contener los daños, el gobierno investiga a los culpables.