Una lata de aluminio y una botella desechadas pueden convertirse en captadores solares, unos artefactos con los que una organización no gubernamental de Argentina lleva agua caliente a barrios pobres.
El proyecto es llevado adelante por la ONG Sumando Energías, que también instala cocinas solares y biodigestores para el tratamiento de aguas cloacales y enseña métodos de captación de agua de lluvia.
«La idea es poder llevar los servicios básicos que necesitan las familias, siempre mediante el concepto de sustentabilidad», comenta Pablo Castaño, ingeniero industrial de 32 años y uno de los fundadores de Sumando Energías. En 2014 surgió esta iniciativa de la que participa casi medio centenar de voluntarios con diversas profesiones y formaciones.
El grupo trabaja actualmente en barrios pobres de las ciudades bonaerenses de Pilar y La Plata, pero también han instalado la primera ducha de energía solar de una comunidad guaraní, en la norteña provincia de Misiones, y trabajaron con una comunidad qom en la provincia de Salta, en el noreste del país.
Para la fabricación de los colectores utilizan latas de aluminio pintadas de negro que absorben la radiación solar, cajas de tetrabrik para el aislamiento y botellas de plástico para generar el efecto invernadero, materiales que generalmente se queman en los barrios más vulnerables porque no hay recogida de basura.
Así, según el impulsor de la iniciativa, los hogares se benefician porque de este modo «tienen acceso al agua caliente el 80 por ciento del año sin tener que gastar en gas, leña o electricidad», y se evita el riesgo de las conexiones precarias.
Por: EFE
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