La isla Henderson en el pacífico era considerada un paraíso. En 1988 la isla fue inscrita en la lista del patrimonio mundial por su «ecología casi intacta». Pero hoy, se ahoga con la llegada ininterrumpida de residuos plásticos por mar, que los científicos no saben cómo frenar.
Este territorio, que forma parte de la colonia británica de Pitcairn, se encuentra a medio camino entre Nueva Zelanda y Perú, dos países separados por unos 5 mil 500 kilómetros de distancia. A pesar de su extremo aislamiento, la isla reúne una de las mayores concentraciones de desechos plásticos de todo el mundo, a causa de las corrientes oceánicas. «Hemos encontrado residuos procedentes de casi todas partes», explica Jennifer Lavers, una investigadora de Australia que el mes pasado llevó a cabo una expedición a la isla.
«Había botellas y latas, todo tipo de material de pesca y los residuos venían del país que usted quiera, de Alemania, Canadá, Estados Unidos, Chile, Argentina, Ecuador», afirmó. La Isla Henderson está situada en el centro del vórtice subtropical del Pacífico Sur, un gigantesco remolino oceánico que gira en el sentido inverso de las agujas del reloj y desciende desde la costa de Australia para subir luego hacia Sudamérica.
Por una parte el vórtice lleva hasta este atolón (isla coralina oceánica) nutrientes que contribuyen a la proliferación de una rica fauna marina y de colonias de pájaros. Aunque los atolones suelen tener poca variedad de especies, el de Henderson tiene tal diversidad que fue inscrito en 1988 en la lista del patrimonio mundial de la Unesco por su «valor universal excepcional».
«En la calidad de ser una de las últimas islas calcáreas de gran tamaño en haber conservado una ecología prácticamente intacta, la Isla Henderson ha preservado su belleza excepcional con sus playas de arena blanca, sus acantilados calcáreos y su rica vegetación prácticamente intacta», indica todavía la Unesco en su web.
Pero Jennifer Lavers reconoce que fue «desgarrador» ver como, después de la limpieza, seguían llegando a las playas nuevos residuos. Según ella, que prepara próximas expediciones a Henderson entre 2020 y 2021, esta experiencia demuestra que limpiar las playas no es una solución a largo plazo. «Esto ilustra la necesidad de cerrar el grifo» asegura y pide que se restrinja todavía más el uso del plástico de un solo uso en el mundo.
Por: AFP
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