Cuba. Los habaneros se han precipitado este caluroso verano a ruinosas piscinas de la costa de su ciudad, construidas por familias adineradas de la primera mitad del siglo pasado y que han sobrevivido tras el triunfo de la revolución en 1959. Son las 09:30 de la mañana y el termómetro marca 32 ºC. «Hacía años que no había un verano tan grande», dice a la AFP Alberto, un científico de 38 años que prefiere omitir su apellido y que llegó caminando...