Francia.

Para los científicos es biológico. Señales visuales, acústicas, olfativas y hormonales. Para los psicólogos, una colusión inconsciente. Es un flechazo. En instantes, las flechas de cupido no alcanzan el corazón, sino el cerebro. En él se activan cuatro zonas, dos en el córtex cerebral, la parte más desarrollada y otras dos en zonas más primitivas, propicias para el sentimiento de dependencia.

Un choque amoroso libera moléculas químicas euforizantes, similares a las que se producen con la toma de cocaína. Se llaman dopamina, oxitocina, adrenalina o incluso vasopresina. Y del flechazo al beso, suele no haber más que un pasito.

El beso, que relaja, también libera sustancias químicas. Tres sistemas cerebrales tienen un papel clave en el aparejamiento y la reproducción del homo sapiens. El deseo sexual, alimentado por la testosterona, hormona masculina, en hombres y mujeres. Lleva a buscar múltiples parejas, el amor pasional u obsesivo, concentrado en una persona, probablemente debido a una actividad intensa de la dopamina, estimulante natural.

El vínculo que permite a dos personas seguir juntas se atribuye a un nivel elevado de oxitocina, hormona materna. Más del 90% de las personas se besa, al igual que otros mamíferos como los rinocerontes o los lobos marinos, que al igual que nosotros, aprecian lamerse el hocico.