Brasil.

Yoko no es un chimpancé cualquiera, usa cubiertos, juega a la pelota, ve televisión y pinta. Desde hace casi dos años no ve a otro ejemplar de su tipo tras la muerte a tiros de sus dos compañeros. Desde entonces ha permanecido muy solo, pero el futuro del último gran primate en cautiverio de Colombia cambiará gracias a la operación Arca de Noe. Dentro de una caja con orificios y acompañado de su veterinario, Yoko tendrá un futuro diferente con su traslado desde el Bioparque Ukumarí en Pereira, donde vivió desde 2018 hacia Sorocaba, en el estado brasileño de Sao Paulo.

«Por primera vez va a estar con individuos de su propia especie. Los chimpancés son animales gregarios, son animales de grupos, sociables, y Yoko siempre ha vivido en soledad por una historia trágica«, dijo Andrea Padilla, activista colombiana.

Y es que Yoko, de 38 años, siendo muy pequeño, no solo fue adquirido en el mercado negro por un narco traficante e incautado por la policía cuando intentaban llevarlo a Venezuela, también sobrevivió a la inundación del primer refugio al que llegó. Además, en 2023, sus amigos Chita y Pancho, una hembra y un macho escaparon del sol lógico en Pereira. Fueron sacrificados a tiros por militares con el argumento de prevenir un posible ataque contra humanos. Con la muerte de su compañera, Yoko perdió el vínculo con su propia especie. Desde entonces, cuidadores y activistas comenzaron gestiones para llevar a Yoko a Brasil.

Yoko, como saben, es un chimpancé que es muy humanizado, su grado de avanzamiento, es muy alto, y eso permite que tenga comportamientos muy parecidos a los de ser humano, que básicamente se comporta como un niño, cosa que no debería ser así, porque él tiene que comportarse como un chimpancé”, destacó Javier Guerrero, veterinario.

Cuando lo adquirieron, en el mercado negro fue educado como humano, hoy en día sus cuidadores cruzan los dedos para que sea aceptado por trocimios. En Sorocaba hay más de 40 chimpancés. Allí espera cerrar un capítulo amargo en su vida.

“Podemos resumirlo como un individuo que no es un chimpancé en el sentido estricto de la conducta, tiene algunas cosas pero muy básicas y es un animal que se identifica mucho más con los seres humanos”, destacó César Gómez, coordinador de entrenamiento de animales.

El éxito de su traslado a Brasil está por verse. Allí vivirá en el mayor santuario de grandes primates de América Latina, que alberga 250 animales.