Bogotá, Colombia.
A finales de los años sesenta, en la ciudad de Nueva York, los muros de la ciudad y los vagones del metro fueron los lienzos para plasmar los pseudónimos e iniciales de los primeros grafiteros o escritores urbanos.
Los jóvenes hijos de los inmigrantes se han apropiado de la ciudad grafiteando los muros para crearse una identidad propia, este tipo de expresión y arte ha evolucionado en formas, colores y técnicas, hoy existen grafitis y murales en casi todas las ciudades del planeta.
En el barrio Minuto de Dios ubicado en Bogotá, Colombia esta práctica humana ha sido reflejada en su mayoría negativamente debido a que las fachadas de esta zona han sido intervenidas sin permiso de los propietarios, también ha generado procesos colectivos en el que los propietarios prestan sus fachadas para que sean pintadas.
“Tradicionalmente se ha estigmatizado el graffiti como algo vandálico que daña o destruye, pero a través de esta conversación que se ha tenido con los vecinos y beneficiarios de “barrio museo” se ha encontrado nuevos caminos para demostrar el arte” explicó el director del Museo de Arte Contemporáneo, Gustavo Ortíz Serrano.
Por: UNIMINUTO – Canal ZOOM
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